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Siete preguntas a María Amalia León

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P: No todos los caminos llevan a Roma, pero sí al Centro León. ¿Es cierto?

R: Tal vez no todos los caminos, pero si muchos. De hecho, uno de los lemas del Centro León desde su inicio es precisamente “un lugar donde todo el mundo se encuentra”. Y si lo hemos conservado es porque este resume el alma de nuestra labor como trabajadores de la cultura. Y la labor como equipo en el Centro León es servir, entusiastas, en esa misión de paz.

P: Al igual que cada equipo de béisbol, cada mánager tiene su “libro”. ¿Qué caracterizó al Centro León bajo las égidas de Lidia León, Rafael Emilio Yunén y la suya?

R: Con Rafael Emilio y Lidia fueron los orígenes, los momentos de la concepción y la fundación del Centro León. Como geógrafo de formación, uno, y arquitecta la otra, ambos con la orientación de mi padre, quien siempre estuvo muy presente y era el vínculo entre sus hermanos y la realización de la obra, estos supieron imprimirle a la misión del Centro León una ubicación precisa en su contexto histórico y un diseño de funciones innovador. Lo esencial de nuestra museología vino de ahí: una institución de mediación cultural que acercara a los públicos a obras artísticas y otras del espíritu propias de nuestro patrimonio, mediante una puesta en escena que destacara el valor de cada manifestación.

Asimismo, en la etapa de diseño y construcción del Centro León, fueron muy valiosos y orientadores los aportes del arquitecto Pedro Borrell así como de su amigo don Luis Monreal, quien fue clave en la museografía.

De igual manera, en mi caso, he continuado esa labor, abriéndonos, junto al equipo que me acompaña, a los nuevos tiempos y a sus particulares formas de expresión, posicionando siempre la dimensión educativa como parte prioritaria de nuestras acciones.

P: En el Centro León es una plaza donde se disfruta tanto lo más popular de lo culto y lo más culto de lo popular…

R: Precisamente, tratando de abolir las jerarquías entre una cosa y la otra. Cada sector de expresión artística tiene un valor complementario entre lo uno y lo otro. El Jazz, por ejemplo, se nutrió de una realidad social que sus exponentes supieron identificar y transformar en arte musical. Y a su vez, el jazz tuvo un retorno de incidencia cultural trascendental sobre el tiempo social en el que irrumpió. Igual sucede en todas las regiones del mundo con las artes literarias, las artes visuales o las escénicas. Cómo pensar en los cubanos Ernesto Lecuona o en Manuel Mendive, sin pensar en la influencia que tuvo la cultura popular de su país en sus interpretaciones musicales o visuales; cómo pensar en los maestros de la obra gráfica de Rafael Tufiño o José Alicea en Puerto Rico sin pensar en la influencia de la Plena o de las mitologías populares puertorriqueñas; Cómo pensar en Gilberto Hernández Ortega o en Manuel del Cabral sin aprender cómo fue que ellos a su vez se inspiraron de la historia humana, la vida vegetal, animal y espiritual que los rodeaba. Es un círculo virtuoso el de la cultura. El rol de instituciones como el Centro León es justamente servir de escenario para que las tradiciones se encuentren con los espíritus nuevos, y la innovación surja. Así camina y se ha reinventado la humanidad a lo largo de su historia.

P: ¿Cómo ha sido la evolución del concurso de arte “Eduardo León Jimenes”?

R: De mucho aprendizaje. Su mayor mérito, creo, es la coherencia de su misión y actuación a largo de las ya casi seis décadas y 28 versiones de su existencia: siempre sirviendo como respaldo a la producción de nuestros artistas visuales en cada época. Como en todo oficio creativo, los concursos de artes son momentos reflexivos fundamentales en los que una comunidad artística presenta sus trabajos y conversa con la comunidad académica y con los públicos en general. Pero, en la vida todo vive cambiando. Y así como los estilos, técnicas y temáticas desarrolladas por los artistas evolucionan, también lo hacen los concursos, y una de las características del Concurso de Arte Eduardo León Jimenes es precisamente su capacidad de ir transformándose con los tiempos. La sociedad y las artes en general suelen moverse de una forma más rápida de cómo lo hacen las instituciones encargadas de acompañarlas en sus quehaceres. Por eso, hemos establecido un espacio de diálogo con los artistas, curadores, jurados, críticos de arte y público general para ir escuchando las diferentes necesidades y sugerencias que van formulándose.

P: La Fundación Eduardo León Jimenes le ha aportado a la cultura dominicana la continuidad de eventos y publicaciones, como el patrocinio al concurso de cuentos de Radio Santa María, el premio al mejor libro del año y muchísimas más…

R: Aunque aportar a la cultura dominicana es nuestra causa, tal vez no seríamos nosotros los más indicados en señalar dichas acciones. Pero si decir que trabajamos siempre conscientes de nuestra misión, tratando de hacerlo lo mejor posible en cada una de nuestras actividades. Vivimos tiempos complejos, muy sui generis en algunas vertientes culturales. Creemos en las ideas y en los creadores, por eso seguimos apoyando la producción literaria, por eso seguimos respaldando con mucho orgullo el concurso de cuentos de Radio Santa María y la Gala de Ganadores del Concurso Internacional de Piano Van Cliburn. Por eso continuamos cada vez con mayor orgullo trabajando en las producciones editoriales del Centro León, como es el archivo Fradique Lizardo, por ejemplo. Igual con el Premio Feria del Libro Eduardo León Jimenes, en cuyo honor hemos producido una exposición itinerante que muestra la historia del Premio y sus diferentes galardonados. Y este año iniciamos el remozamiento del Pabellón de los Helechos Mayún Asensio de León, en el Jardín Botánico Nacional, que auspiciamos desde sus inicios. En el programa expositivo sobre los grandes maestros de las artes visuales de nuestro país, recientemente tuvimos la dicha de acoger una exposición de Elsa Núñez, y otra de Fernando Varela. En las semanas que vienen estaremos inaugurando una dedicada a Jorge Pineda, y para el 2023, una dedicada a Tony Capellán.

P: Algunos pensaron que el Centro León se convertía en un “barril sin fondo” para la familia, sin embargo, cada centavo que allí se invierte enriquece el alma cultural…

R: Ciertamente, la Fundación Eduardo León Jimenes, el Centro León y la emisora Raíces, son instituciones que necesitan un importante presupuesto anual para cubrir sus funcionamientos. Aunque trabajamos permanente y arduamente para buscar formas de generar autosostenibilidad financiera, sigue siendo el aporte de la familia lo esencial del presupuesto de nuestras actividades. Quisiéramos hacer más, pero para eso necesitaríamos más recursos. Las empresas de nuestro país están siendo cada día más sensibles a la función social que tienen las instituciones culturales como la nuestra; y, de hecho, hemos tenido muy fértiles alianzas con grupos económicos y diferentes instituciones que nos han brindado su apoyo para diversos programas como exposiciones y la publicación de los catálogos, o incluso, cooperación internacional para fortalecer nuestras capacidades museológicas y la divulgación de nuestro patrimonio cultural.

Desde el compromiso asumido por mis tíos y mi padre, como parte de la segunda generación de nuestra familia, de invertir en cultura, las generaciones sucesivas le hemos dado continuidad a este legado familiar de gratitud a nuestra patria. Los primos de la tercera y cuarta generación de la familia León, hemos asumido como propio y seguimos apostando a este compromiso por una mejor nación.

P: En 2023 se conmemorará el 20 Aniversario del Centro León. ¿Iniciativas?

R: Por supuesto, desde ya estamos trabajando en algunas propuestas para la celebración de los 20 años del Centro León, ocasión que visualizamos como una gran oportunidad para continuar innovando y abrir nuevos caminos en el campo de la gestión cultural y la promoción del arte y la cultura dominicana, tanto a nivel nacional como internacional.

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