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PEREGRINANDO A CAMPO TRAVIESA – La verdadera Navidad siempre nos sorprende

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Manuel Pablo Maza Miquel, S.J.

Al final de cada año se nos juntan tantos asuntos que, súbitamente la Navidad nos cae encima como el lazo de un cazador (Lucas 21, 35).

La Navidad siempre trae una sorpresa. La Navidad siempre sorprende a los desanimados, los domesticadores de Dios y los creyentes.

Nos desalientan tantos asuntos. El virus y sus tentáculos se han enseñoreado de nuestras vidas.

Los medios de comunicación nos presentan, situaciones tristes. Me fijo en los hermanos venezolanos huyendo de su país, arrastrando maletas y coches de niños por carreteras andinas, huyendo de su glorioso y certificado gobierno. Cualquiera se desanima. Lucas nos presenta a María encinta viajando con José a Belén, porque el glorioso César ha organizado un censo. María y José no encuentran posada, pero nada ni nadie detiene la Navidad que ocurre en un establo de animales. Los pastores de todos los tiempos reconocen en Jesús al Señor, su Mesías y Salvador.

En Mateo, los magos, astrólogos del Oriente, con su obediencia a los astros denuncian la arrogancia de los escribas judíos, que podían citar la Biblia, pero no la obedecieron. Sabían que sería en Belén, pero no fueron.  Herodes y los escribas juraban que Dios no era más que su sumiso aliado y promotor de sus intereses mezquinos. Su “dios” no era más que un ídolo domesticado. Instalados en la orgullosa Jerusalén no tenían que moverse y salir hacia Belén. En cambio, los magos, estudiosos de los astros y paganos ignorantes de la Palabra, confesaron su fe avergonzándonos a los escribas de todos los tiempos: — hemos visto su estrella en el Oriente y venimos con presentes a adorarlo. Peregrinaron siguiendo la estrella del cielo hasta encontrarla en el suelo.

Finalmente, la Navidad también nos sorprende a los creyentes, porque Dios siempre cumple más de lo que promete. Desde los tiempos de David, Dios había prometido, “yo seré para él un padre y él será para mí un hijo” (2 Samuel 7, 14). Nadie es padre como Dios es padre de Jesús, quien “procede del Padre”. Y nadie es Hijo de Dios como lo es Jesús. Todavía más, creyendo en Él podemos nacer (Juan 1, 13) de nuevo y ser nosotros también hijos e hijas de Dios.

Celebra Navidad alentando desanimados, examinando tu fe y acogiendo la generosidad de Dios. 

¡Feliz y sorprendente Navidad! .

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