La salud, un lujo en el paraíso

Viviendo, o más bien sobreviviendo con el sueldo mínimo, tu día a día es pidiéndole a Dios que te libre de cualquier imprevisto, enfatizando en la petición de forma especial, que la salud por nada se vea afectada, ya que nos obliga a prescindir de necesidades básicas, como comer.

Definitivamente está prohibido enfermarse en República Dominicana, aun teniendo los recursos económicos, pero imaginemos el no tenerlos, entras por la puerta de un centro de salud, ya sea público o privado, y es una auténtica odisea, y más cuando se vive del día a día. 

Ya sería mucho pedir una consulta para ser valorado por profesionales de la salud mental. Aquí la odisea se queda corta, es literalmente romper con tantas barreras sociales arcaicas y fuera de la realidad, solo por pedir un acompañamiento con respeto para un proceso determinado, incluso te planteas en medio de tu confusión mental ¿Quién me mandó a mí a meterme en esto?
Luego piensas en sala de espera, sale más barato ir un fin de semana con todo incluido a cualquier hotel del Este de tan maravilloso país, que pasar el mismo tiempo en el hospital, sin nada incluido, ya que hasta el aire tiene precio. 

Tu pronóstico está en veremos y el alta ya será efectiva en función del dinero recaudado.
La salud, una tarea pendiente de muchos años que hemos vivido y, hasta cierto punto, nos hemos acostumbrado a este despropósito, ya que sigo creyendo que somos un pueblo solidario y valiente. Estoy esperando que ya estemos alineados para pedir este derecho fundamental.

Ojalá no se siga fomentando el turismo sanitario a otros países. No existe nada más triste que partir de este país o de este mundo por falta de recursos.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS): "El goce del grado máximo de salud que se pueda lograr es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano".

En el país que lo tiene todo, no puede faltar la salud, ya que le faltaría absolutamente todo.

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