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LA ARRANCADA – Frente al ordenador no hay historias: solo información
L.H.
La periodista Ana Pastor
conversó sobre
redes, información,
medios digitales… La
directora de la productora
audiovisual Newtral trató
sobre La batalla contra la desinformación.
¿Es ésta la revolución informativa
que esperábamos?
No sé si es la que esperábamos,
pero es la que creamos y la que nos
toca contar. Creo que podemos dividirla
en dos partes: lo que ocurría
antes de la pandemia con una clara
revolución digital y lo que ha ocurrido
durante la crisis sanitaria, cuando
se profundiza en lo que considero
un avance. Pero como en todas
las revoluciones, hay un lado oscuro,
y aquí es la desinformación.
Su empresa Newtral basa
su trabajo en los datos y afirman
que son la clave contra
las noticias falsas. Pero muchas
personas de a pie no tienen
acceso a esos datos. ..
El acceso a la verificación de datos
o a una información contrastada
cada vez es más fácil para todo el
mundo, aunque es verdad que también
lo es recibir información adulterada.
Aún así reconozco que hay
gente que igual no sabe dónde o
cómo buscar. A mí los que me preocupan
son quienes sí tienen capacidad
de hacerlo, pero se mantienen
en esa nebulosa de la duda, lo reenvían
y comparten para reforzar sus
creencias.
¿Son todo ventajas o hay
inconvenientes?
Yo le veo prácticamente todo
ventajas. Muchas veces cuando hablamos
de la política y nos quejamos
de los políticos españoles y su
tono, siempre digo que qué maravilla
Portugal. Pero creo que la sociedad
y los medios portugueses han
parido esos políticos tranquilos. Eso
me vale para España. Ni los políticos vienen de Marte, ni los periodistas,
ni el sistema sanitario que tenemos.
Cuanto más exigente -trasladado a
los periodistas- es la sociedad, mejores
profesionales seremos. Igual pasa
en política.
¿Cómo bajamos
el tono del debate?
En nosotros está la solución. Aplaudir
o premiar ciertos comportamientos
en la política y los medios genera
lo que estamos viviendo. Los periodistas
tenemos ahí una responsabilidad,
pero también necesitamos que
la sociedad nos acompañe en esa bajada
de la temperatura.
Esa contención que debemos
marcarnos, ¿es posible
con aquellos medios que prefieren
generar primero un debate
y luego desdecirse si hace
falta?
-Ríe-. Hay de todo, pero no es lo
habitual en la profesión. Ahí está el
debate político de las elecciones madrileñas que no pudo hacerse y que nosotros en La Sexta sustituimos por una charla de personas sensatas, como lo llamamos, con entre otros Juan Luis Arsuaga. El tono y el punto de partida era diferente a lo que estamos acostumbrados. Si eso lo ofreces en más ocasiones, como decía Arsuaga, «el experimento no es hacerlo; es ver cuándo funciona».
¿Es ético hacerlo en una campaña electoral, por ejemplo?
Ahí la responsabilidad es de las plataformas. Y les queda mucho camino. No es tanto un cuestión ética. Porque si alguien repite el mismo insulto -incluso con amenazas- contra una periodista en 50 cuentas iguales, eliminarlas no es una cuestión ética sino legal. Twitter se ha convertido en un botellón insufrible en el que dices ‘buenos días’ y tienes -por lo menos en mi caso-, 300.000 insultos, 200.000 amenazas y otros tantos mensajes bonitos. Eso lo tienen que controlar las plataformas.
¿Hace falta un medio, canal o plataforma que canalice ese tipo de periodismo?
Cada uno le impone a su vida el ritmo que quiere. Nosotros preferimos tardar y tener una buena verificación, aunque no niego que eso nos genere ansiedad. Porque es verdad que tenemos el problema de que la desinformación y los bulos van a una velocidad de vértigo, pero por otro lado tenemos un aliado, que es la tecnología. Hay un dicotomía social. Tenemos una generación que se mueve mucho con los formatos podcast (archivos de audio), que son pausados, e iniciativas como 5W o Radio Cable, de esa índole. Y por otro, son los mismos que consumen a toda velocidad en las redes.
Con el teletrabajo, ¿ha dejado de ser prioritario para los medios estar en la calle?
Es un buen debate. Creo que estamos en otra fase y hay que recuperar la calle. Delante de un ordenador puedes encontrar información, pero no las historias. Eso es básico en periodismo y debemos volver ahí.
Tiene pendiente de estreno la segunda temporada de ‘Sueño real’, ¿qué puede avanzar?
La idea es seguir contando cómo un equipo de mujeres que empezaron siendo niñas jugando en un equipo de barrio pasan a la élite. Narramos el proceso vital y es muy enriquecedor e inspirador verlo desde dentro porque no te imaginas a un futbolista varón hablando de sus dolencias, de llevar los apuntes al partido, de temas como el embarazo y la menstruación.