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EMPEZÓ HAINA A MOLER – El consumo de sustancias en la infancia

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Al día de hoy por más que pasa el tiempo, por más pacientes que acompaño y que respeto en su totalidad, siempre recuerdo un día… en mi incorporación laboral de una baja maternal, recibí a una paciente de 23 años, y que le pregunté (a pesar de ver su fecha de nacimiento) su edad, porque parecía de menos edad.

Ella inició el consumo con apenas tres años, o más bien, la iniciaron con esa edad al mundo de las drogas, específicamente al alcohol. El típico comentario de «dale un trago para que duerma mejor» y que no se quedó en una ocasión, más bien chorros de licor de forma ocasional a temprana edad.

Me pasé la consulta escuchando e intentando calmar las lágrimas de mi pequeña paciente, sí, pequeña, aunque ya era mayor de edad, era una niña, le habían robado su niñez, sin pedirle permiso, de una forma violenta sin más, aunque es imposible pensar que nadie en pleno juicio de su consentimiento a tal hecho, pero ¿cómo podemos pedir responsabilidades cuando se carece de sentido común? De algo tan primario y básico.

Recordé en aquel momento la «Convención Sobre los Derechos del Niño», que según su artículo 33, habla sobre el derecho de los niños y niñas a estar protegidos de las drogas.

«Es derecho del niño ser protegido del uso de estupefacientes y sustancias psicotrópicas y se impedirá que esté involucrado en la producción o distribución de tales sustancias»

Los derechos de la infancia están plenamente estipulados en la Convención sobre los Derechos del Niño. Elaborada durante 10 años con las aportaciones de representantes de diversas sociedades, culturales y religiones, la Convención fue aprobada como tratado internacional de derechos humanos, el 20 de noviembre de 1989.

Estar delante de tal fracaso del sistema, de violación a los derechos de la infancia, es indignante, y más aún cuando ya todo supuestamente está por escrito, acordado, pero que en consulta, como en la vida misma, seguimos viendo de una forma habitual.

«No hay causa que merezca más alta prioridad que la protección y el desarrollo del niño, de quienes depende la supervivencia, la estabilidad y el progreso de todas las naciones y, de hecho, de la civilización humana». Así proclama el Plan de Acción de la Cumbre Mundial a favor de la Infancia, del 30 de septiembre de 1990.

www.doctoraconcepcion.com

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