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EL BULEVAR DE LA VIDA – La comunicación coprológica
En la radio y la TV dominicanas hace tiempo que reina la comunicación coprológica y dos de sus derivados: el sicariato mediático y las mediáticas jaurías político-partidarias, ambas dedicadas al chantaje, el insulto, la descalificación y la injuria.
Unos existen por falta de formación académica y educación doméstica, la mayoría para realizar diversos tipos de chantaje, y en el caso específico de las jaurías político-partidarias, estas se crean, se toleran y se fomentan desde algunos partidos para provocar la autocensura de cualquier ciudadano, periodista, comunicador, contable o fontanero, que difiera públicamente de sus posiciones y decisiones políticas. Los ejemplos sobran y a ellos nos referiremos en otra ocasión.
El tema se agrava porque en el país hace tiempo que pasamos de la libertad de expresión a la libertad de difamación, y llega al “novamás” cuando en los ratings de audiencia, vistos, y seguidores, confirmamos que las grandes masas de oyentes/televidentes prefieren el insulto al argumento, el espectáculo procaz al razonamiento, lo que viene a demostrar, que cuando unos son el infierno, no necesariamente son los otros el paraíso.
Existen escatológicos comentaristas, sicarios en los medios y mediáticas jaurías político-partidarias porque muchos ciudadanos los prefieren por encima de las demás alternativas, lo que forma parte de nuestra hipocresía social, de la doblez mezquina que se ha adueñado de la vida social de Occidente, donde todo es morbo y espectáculo, desde el santo amor (reducido a gimnasia sexual), a las campañas electorales.
Ante este reinado de la indecencia, -descartada por principios cualquier tipo de censura-, la solución parece ser solo una: no escucharlos, no verlos, bloquearlos en tus redes sociales, es decir cerrarles la puerta de tu casa. Pero resulta que, en los hechos, ocurre todo lo contrario, a mayor vulgaridad y mientras es más grave el insulto, mayor es la audiencia.
En los medios de comunicación y las redes y las redes sociales, ciudadanos se quejan de esta comunicación coprológica y sus derivados pero, dados los altos índices de audiencia que ella alcanza, mucho me temo que esta DIDRP, (Dictadura de la Indecencia y la Difamación con Respaldo Popular) continuará.
No sólo tenemos los partidos que merecemos, también tenemos el tipo de comunicación que hemos decidido consumir.
Para la comunicación coprológica y sus derivados no hay peor censura que un bajo nivel de audiencia Por eso, si la consume, entonces, no se queje.