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EL BULEVAR DE LA VIDA – 1979: La gloria traicionada Cronicanto para Nicaragua
La “victoria” electoral de Daniel Ortega en Nicaragua, convertido ya en un monstruo dictatorial a la imagen y semejanza del tirano que hace cuarenta años ayudó a derribar, ha traído a mi generación toda la nostalgia de aquellos años heroicos y juveniles.
¿Cómo pudo ocurrir? Cómo fue posible traicionar tanta gloria como la que en 1979 rodeaba al héroe devenido en traidor de tantos sueños de justicia social y democracia.
Con una abstención de 81.5%, según informó el observatorio ciudadano para el monitoreo electoral, Urnas Abiertas, y el 95% de los votos emitidos, según un Consejo Elector de asco y vergüenza, el señor Ortega “ganó” un proceso con la candidata favorita, Cristina Chamorro y otros seis candidatos presidenciales más entre las rejas, cerca de 30 líderes políticos y sociales, intelectuales y periodistas encarcelados, y la BBC, la RTVE, Le Monde y Washington Post -entre decenas de medios internacionales- cubriendo el proceso desde la frontera con Costa Rica, impedidos de hacerlo en Nicaragua.
Estas elecciones nicaragüenses para legalizar un cuarto periodo presidencial de un Daniel Ortega convertido en la caricatura tiránica de aquel que combatió, nos regresó vencidos a los años finales de la década de los setenta cuando, desde Santo Domingo, una juventud enamorada de aquel sueño devenido en pesadilla, militaba y cantaba, y el hijo de un maestro de pueblo, casi feliz y esperanzado, se preguntaba desde la inocente locura de sus escasos años:
“¿Dónde queda Nicaragua, Nicaragua dónde está? No la busques en el mapa, no la podrás encontrar. Solo verás una sombra de destrucción espantosa de matar la libertad asesinando sus rosas. Y podrás ver las palomas de Sandino sublevadas entre pólvora sonrientes porque sirven a la patria porque morir no es gran cosa, por una causa tan noble cuando se pierde la vida, por la causa de los hombres. Te sorprenderás si ves a un sacerdote matar pero es que cortando espinas está sembrando el rosal porque allí el gran enemigo no es tan solo un mal gobierno no olvides asesino cáncer de todos los pueblos. Ese señor de tez blanca que con intención tan negra nos habla siempre de paz pero provoca las guerras él alimenta al verdugo lo entrena para que mate. ¡Inútil! A un sentimiento no hay ala que lo taladre”. Abril 1979.