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¿Cómo hacer un plan de ahorro efectivo?

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Muchas veces se ve el ahorro como un anhelo en sí mismo. Las aspiraciones no son con las aventuras de un viaje o con los paseos en el carro nuevo, sino que los suspiros se escapan con una idea muy sencilla: «Si tan solo pudiera ahorrar». 

Y la verdad es que es posible, solo hay que ceñirse a un plan. Con los siguientes consejos podrás empezar uno. Solo vas a necesitar pocos instrumentos: lápiz y papel, calculadora o, en su defecto, una hoja de cálculo de Excel. Luego una cuenta de ahorro, la que estés usando o una nueva para separar tus gastos corrientes del dinero guardado. 

Para reforzar el tránsito hacia tu meta financiera, puedes preguntar en tu banco si tienen cuentas de ahorro con acompañamiento. Estas tienen bajo costo de apertura y mantenimiento, así como lo más importante: seguimiento y asesoría financiera a través de correo electrónico y/o plataformas electrónicas del banco. 

Ahorro en función de una meta 

La forma más eficiente de ahorrar, además de la disciplina, es con un porqué. Puede tratarse del inicial para una casa, la compra de un vehículo, la adquisición de electrodomésticos o un largo etcétera. Pero siempre que hay un objetivo puntual, por lo común existe más motivación. 

Una vez que tienes en mente tu objetivo, ubica su costo y establece un lapso. Si no tienes experiencia ahorrando, morosidad prolongada o careces de línea de crédito; pues, conviene ahorrar con cautela. 

Es bueno regirse por la regla 50/30/20, que quiere decir que 50% de los ingresos mensuales se destinan a los gastos corrientes; 30%, al disfrute (actividades recreativas o placenteras); y el 20% restante, al ahorro y pago de deudas. 

Entonces, el lapso de la meta resultará de ver cuántos meses necesitas ahorrando el 20%, para concretar el monto de tu meta. 

Evaluar tus gastos

La cantidad que debas ahorrar mensualmente puede variar un poco según tu situación. Si estás dispuesto a tomar un poco de ese 30% del disfrute, pues, maravilloso; el objetivo financiero se concretará más rápido. 

Pero si tus gastos corrientes consumen más del 50%, si los gastos en recreación demandan más del 30%, si no tienes fondo de emergencia, si posees deudas elevadas; entonces, hay que hacer una reducción de gastos. 

Verifica tus gastos en los últimos tres meses. Los estados de cuentas son de gran ayuda. Luego detecta los rubros en los que puedas sustituir productos o servicios por otros. Ejemplos: ejercicios al aire libre por el gimnasio, múltiples comidas en restaurantes por una o dos al mes, algunas marcas de alimentos en lugar de otras. 

De ese modo podrás concretar un porcentaje mensual para el ahorro. En casos como estos la disciplina es crucial; no traicionar las reducciones que te pautaste.

Lo ideal es que elabores un presupuesto mensual, en el que detalles cuánto destinarás a cada rubro de tus gastos corrientes: alimentación, salud, vivienda, educación, transporte al trabajo, servicios básicos, entre otros.

El ahorro primero 

Un análisis de la consultora Deloitte —con base en estudios de Visa, Mastercard y el Banco Mundial— indica: «Cuatro de cada diez latinoamericanos dicen no poder ahorrar, ya que sus ingresos apenas llegan a cubrir sus gastos cotidianos, y quienes sí ahorran tienden a concentrar su dinero en efectivo». 

Si cuentas con los medios para ahorrar, aún si es a través de sacrificios, eres una persona afortunada dentro del panorama de la región. Por ende, aprovecha esa ventaja. 

El primer pago de tus ingresos debe ser… A ti mismo, ¡transfiere a tu cuenta de ahorros! Para evitar flaquezas en ese sentido, puedes automatizar las transferencias. Para lograrlo, son de gran utilidad las herramientas digitales. 

Evaluación permanente

Al final de cada mes, debes revisar ese presupuesto que elaboraste inicialmente, el que tiene apuntado los montos que te autorizaste a gastar en cada rubro de gastos corrientes (alimentación, vivienda, etc.) contra lo que gastaste en recreación. 

Solo así sabrás si estás siendo disciplinado y hacer los correctivos, en caso de que te hayas pasado con algún rubro. 

Si por el contrario, detectaste que gastaste menos de lo esperado, puedes usar ese excedente como recompensa: una pieza de ropa, ir al cine, un libro. Siempre que sientas que es un estímulo real para que al mes siguiente continúes con tu disciplina de gastar menos y guardar más.

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