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TRIBUNA DEL ATLÁNTICO – Normas claras para los fideicomisos públicos
Ante el ruidoso choque de sazones de opinión que generó el conocimiento del contrato de fideicomiso de la planta de Punta Catalina, el presidente Luis Abinader anunció al país en un breve discurso la solicitud para que el Senado postergue el conocimiento de este y la remisión del mismo para su discusión al Consejo Económico y Social (CES).
El presidente anunció en su comparecencia que ya ha concluido la auditoría técnica a la planta, que una empresa extranjera hará una auditoría financiera y que solicitará a la Cámara de Cuentas una experticia similar. Al hacerlo al calor de los cuestionamientos al fideicomiso, uno no puede evitar pensar que se trata de una reacción al rol activo de los peledeistas en las críticas a esa iniciativa, cuando todos esperábamos que la mentada auditoría se solicitara desde el inicio mismo del gobierno.
A juzgar por las opiniones de los expertos en el tema lo procedente era retirar el proyecto en virtud de que con relación a los contratos, el Congreso solo puede aprobar o rechazar el mismo y no está facultado para modificarlos.
En su artículo del lunes en el Listín, titulado Fideigobierno y normas privadas, el expresidente Leonel Fernandez enumera los fideicomisos que ha planteado la actual administración, que van desde un parqueo para la Zona Colonial, uno para el desarrollo del gas natural vehicular, para limpiar las malezas del río Ozama, para la construcción de 10 rellenos sanitarios, para administrar los vertederos de los polos turísticos y hasta para la exportación de tilapias.
El periodista puertoplateño Leonardo Medrano dio a conocer que la anunciada inversión de 15 millones de dólares en el Teleférico de Puerto Plata se haría también con un fideicomiso.
En suma, fideicomisos “por un tubo y siete llaves”, lo que hace aún más necesario que la discusión que se convoca en el CES, de espacio a un diálogo constructivo, en el que se aborden todos los aspectos que preocupan a la sociedad y garantizar la idoneidad de estas iniciativas.
Si saludable es reconocer la buena disposición del presidente de dar este frenazo a una iniciativa que parecía ir, “como caña para el ingenio”, más todavía es destacar que la sociedad dominicana está atenta a sus cartones y que ahora, más que nunca, es poco probable que se conviertan en realidad iniciativas con aspectos cuestionables, en virtud del impacto de la opinión pública. por muy ruidosa que sea la discusión y por mucho que choquen los sazones, de los diferentes puntos de vista.
Lo que hemos visto a lo largo del tiempo es que las sucesivas administraciones que va teniendo el país, van imponiendo sus propios paradigmas en la gestión pública, quitar al Estado la carga de las empresas públicas, la estatización de las distribuidoras eléctricas, la solución a los graves problemas del tránsito y la movilidad de la población, la atención a las necesidades de las comunidades con las visitas sorpresa y ahora los fideicomisos, paradigmas de la gestión pública de cada nuevo gobierno.
Difuminadas las ideologías, las diferencias entre los partidos son esos matices en la administración pública, lo importante es que el país siga avanzando como lo viene haciendo en los últimos 56 años, a pesar de los pesares.