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POLÍTICA Y CULTURA – A mi amigo Homero, osado, valiente

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 Homero Her­nández Vargas, se integró fu­gazmente al PRD cuando la “Comisión de la Libertad” llegó al país el 5 de julio de 1961, desafian­do el neo trujillismo repre­sentado por Ramfis y todo el aparato intacto de la repre­sión criminal de la dictadura. Homero fue el primer presi­dente de la Juventud Revo­lucionaria Dominicana, di­rigiendo las luchas políticas por la libertad que estreme­cieron la ciudad y pueblos del interior de la República, exigiendo justicia y apresan­do a reconocidos verdugos del trujillismo.

A las pocas semanas se inscribió en la Agrupación Política 14 de Junio, el par­tido de la bandera verde y negra, el partido de Mano­lo y Minerva. Su liderazgo se dejó sentir de inmediato. Osado y aguerrido, Home­ro era un ser especial con dotes de clara inteligencia y de valor personal. Se alzó en armas en las montañas dominicanas para deman­dar el retorno a la consti­tucionalidad violada por el Golpe traidor del 25 de sep­tiembre de 1963.

Apresado y recluido en la penitenciaria de “La Vic­toria”, se fugó en una ope­ración organizada por sus compañeros, lo que le per­mitió salir al exterior y acompañar a los otros gue­rrilleros deportados. Volvió al país y burló los sistemas de vigilancia del Triunvira­to. Tuvo una destacada par­ticipación en los combates de abril del 65, y en la pri­mera línea de fuego en la toma de la Fortaleza Oza­ma. Montado en un tanque de guerra iba disparando contra el enemigo, de tal manera que cuando la má­quina de plomo destrozó las puertas del recinto mili­tar, él voló por los aires. La explosión perforó parte de su oído izquierdo, lo cual no le impidió seguir dispa­rando contra los famosos “cascos blancos” que se rin­dieron.

Luego dirigió la toma de la Fortaleza militar de San Francisco de Macorís, para romper el cerco y extender la guerra patria. Esta ac­ción contó con el apoyo del 1J4 y aprobación del pre­sidente Caamaño. Sin em­bargo la operación armada fue delatada antes de ini­ciar sus acciones, muriendo numerosos compañeros. Homero logró sobrevivir milagrosamente y escapár­sele a las tropas que lo bus­caban para fusilarlo. Vivió el peligro y no dejó de lu­char por sus ideales, crean­do años después, una agru­pación llamada “Unión de Lucha por una Nueva Quis­queya”, nombre que de­finía su pensamiento y su profundo amor a la Patria. En un contacto que tuvo con gente cercana a Juan Bosch, relatada por él a mí, Bosch que conoció a su pa­dre en el exilio, Nando Her­nández, compañero de Mauricio Báez en las luchas de los trabajadores azuca­reros, habría sugerido in­tegrarlo al PRD, con la fina­lidad de preservarle la vida. Les respondió que lo agra­decía pero que no le lucía a él, que lo verían como una capitulación de sus ideas y principios. Homero fue mi amigo. Visitaba el negocio de mis padres y estableció una relación increíble de simpatía y temas diversos, sin hablar nunca de políti­ca con ellos. Cuando vieron la foto de Homero en el pe­riódico, asesinado cobarde­mente delante de su espo­sa Elsita, valiente y digna, me preguntaron nerviosos y tristes, que si Homero era “Rubén”, el último seudó­nimo usado por este amigo querido, mientras dos lá­grimas surcaron mi rostro cariacontecido.

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