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Politica

Minou Tavárez Mirabal aclara no ha anunciado candidatura presidencial

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SANTO DOMINGO,- Minou Tavárez Mirabal, presidenta del Partido Opción Democrática, no asumió ni anunció ninguna candidatura presidencial en la Asamblea Constitutiva de ese partido, y dijo estar sorprendida de la publicación en algunos medios de que ya es candidata presidencial, cuando la realidad es muy diferente.

En una nota enviada a Acento, Minou Tavárez Mirabal dijo “me extrañó enterarme por la prensa de que yo había anunciado mi candidatura presidencial”. Para aclarar lo ocurrido con su discurso en la Asamblea Constitutiva, remitió sus palabras del domingo 21 de octubre. “Como puede verse, no hay en ellas ningún anuncio de candidaturas”, dijo Minou Tavarez Mirabal.

La Victoria de nuestros seguidores y seguidoras

Minou Tavárez Mirabal

21 de octubre

Asamblea Constitutiva

¡Felicidades a todos y todas por mantener siempre la esperanza!

¡Por mantenerse ARRIBA, por ser el FUEGO que nos ha atizado!

¡Felicidades a todas y todos!

Hacer política es la única forma de deslizarnos hacia lo Posible; y lo Posible se SIGUE y se PERSIGUE solo con seguidores y seguidoras congregados en partidos comprometidos con ser sanos.

¡Felicidades a todos y todas por esta Victoria que consumamos hoy!

Ciudadanos y ciudadanas, dirigentes nacionales y provinciales de Opción Democrática.

Ciudadanos y ciudadanas militantes de Opción Democrática.

Amigos y amigas,

Dominicanos y dominicanas.

¡Aquí estamos! ¡Aquí somos! ¡Aquí vamos!

¡Aquí vamos a crecer!

¡Aquí vamos a hacer que el cambio que todos y todas soñamos, aspiramos, suceda!

¡Un cambio que nuestro país necesita y quiere!

¡Un cambio que se va a dar!

Hace hoy exactamente tres años y 59 días nacimos frente al país, luego de recorrer el largo camino que escogimos, de cumplir con excelencia las tareas impuestas y de completar todos los requisitos de las normas legales y formales establecidas. Quienes desde el primer momento anunciaron que le cerrarían el camino a un proyecto político que busca superar tantas fórmulas gastadas y repetidas, creyeron haberse salido con la suya. Y aunque conocíamos sus vínculos con las conductas antidemocráticas, con el dolo y la corrupción, y sus capacidades de presión decidimos apostar por exigir justicia, decidimos negarnos a la conformidad y a dejarle abierta la puerta a la impunidad. Nuestra opción fue la institucionalidad y en ella afirmamos nuestros derechos.

¡Y aquí estamos!

Es mucho lo que hemos trabajado inspirados siempre en ese lema que cada uno de ustedes levanta con la mirada y la voz en alto. El camino no ha sido fácil, pero lo hemos atravesado juntos y juntas, aprendiendo y conociendo la firmeza, la integridad, la capacidad de trabajo, la militancia entusiasta de cada uno y cada una de ustedes. ¡Gracias por seguir recordándonos siempre que “a pesar del otoño creceremos”! ¡Gracias a todos y todas por no dejar nunca que nos superara la desesperanza!

Estamos naciendo acompañados de la solidaridad de otros partidos que asisten esta mañana a nuestra presentación institucional. A todos ustedes agradecemos esa necesaria solidaridad en nuestros reclamos de que se hiciera justicia. Una solidaridad que también nos ha permitido llegar hasta aquí.

Con enorme alegría podemos homenajear hoy a nuestro país diciéndole de lo que estamos hechos en Opción Democrática, invitándoles a participar en Política, a sembrar con las semillas del trabajo, de la educación y la salud nuestro gran jardín de 48,315 kms2 para que en ellos crezca, florezca y fructifique una Patria democrática, justa y buena para todos y todas.

La protección del medio ambiente empieza y se propaga desde ese jardín en el que nadie esté condenado a no tener asegurado un plato de comida en su mesa y en el que, como en todos los jardines, los derechos de la amplia diversidad que somos como país los expresemos y los defendamos en su conjunto.

Un jardín en el que la inseguridad, la corrupción y la impunidad se sequen y mueran.

Un jardín en el que sembremos derechos y esperanza para cosechar justicia. Por eso orgullosamente nos definimos como progresistas, comprometidos con un ejercicio ético de la política y apostando por un sistema de partidos en el que se reconozcan las diferencias, las acciones, las conductas y una forma de relacionarse con la sociedad y con el Estado libre de prácticas que condenamos y que no pueden ser ni serán jamás las de Opción Democrática.

Para Opción Democrática la transición ineludible es la que nos conduzca a la democracia que nunca hemos tenido como país y a dejar en el pasado la crisis de sus instituciones manifestada, por ejemplo, en el soborno y en la falta de independencia del Poder Legislativo y en la imposibilidad de distinguir entre una gestión municipal del partido de gobierno o de un partido de oposición. También conocemos demasiado bien los intereses malignos de quienes persisten en mantenerse gobernándonos y hemos sufrido las complicidades de los actores del viejo orden no democrático con el fin de mantener mediante acuerdos y pactos la corrupción, el clientelismo, el patrimonialismo y la vigencia del autoritarismo.

Sin embargo, en el contexto de este 2018 en que nacemos, sabemos que tenemos el poder de detenerlos e instaurar un verdadero sistema democrático, socialmente justo.

Hay un tiempo para todo, dice el Eclesiastés, y en nuestro país el tiempo de una Política que no se sustente en la impunidad ha llegado y ha llegado para todo el mundo. La actividad política es la única que nos conduce al cambio, es la única que nos permitirá que un nuevo sentido de lo posible se abra camino y ello solo podrá emprenderse, y lograrse, con SEGUIDORAS y SEGUIDORES dispuestos a comprometerse políticamente, con partidos políticos sanos, que tengan el bien común como horizonte. Los ejemplos de a dónde conducen la anti política y el anti partidismo promovidos por el neoliberalismo con sus conocidas consecuencias y a cuáles personajes proyecta hacia el poder, los tenemos demasiado a la vuelta de la esquina como para hacer que no los vemos.

Escuché a alguien decir hace poco que en nuestro país hay partidos que creen que el poder es un lugar al que se va y al que se llega. Y están tan confundidos, añado yo, que por ser minorías más grandes juran ser lo que no son, olvidando que los partidos no son decisivos solo por su tamaño, también lo son por no traicionar los acuerdos para el avance y las garantías democráticas y por incluir como parte del debate los acuciantes problemas de la República Dominicana. Con energía debo repudiar lo ocurrido alrededor de la aprobación de la Ley 33-18 de Partidos Políticos, más cercana del trujillismo que de la democracia, que dejó desnudos ante el país a los cuatro viejos partidos del sistema transparentando sus aspiraciones hegemónicas y la decadencia en que se encuentran sumidos.

Lo aprobado en la ley de Partidos busca legalizar los privilegios y las funestas prácticas que sustentan la política y las campañas en el despilfarro de los recursos públicos, busca limitar el derecho a competir, pretende impedir la participación de los liderazgos ciudadanos que han surgido al calor de las luchas del pueblo en contra de la corrupción y la impunidad y en asegurar que en las próximas elecciones las únicas opciones que tengamos los dominicanos y dominicanas se enmarquen nuevamente en la amenaza de tener que elegir al menos malo. Lo peor es que la discusión en curso de la Ley Electoral se cierne como una espada de Damocles aún más peligrosa sobre las posibilidades de que tengamos un sistema electoral verdaderamente democrático. No somos ni seremos cómplices de esos propósitos y no nos vamos a equivocar con ellos.

Del 2017 en adelante hacer política en la República Dominicana tiene otros parámetros que han sido puestos en el primer lugar de la agenda por el Movimiento Verde y que deben ser consustanciales a la democracia dominicana: la aplicación de la ley, la sanción a TODOS los delitos (no solo los relacionados con la corrupción), la degradación civil para actores de la política que estén comprometidos con comportamientos y prácticas corruptas, ponerle fin al entramado de intereses económicos y políticos que opera en todas las instancias del Estado y que sirve para succionar recursos públicos con fines privados.

La impunidad en una democracia con instituciones tan débiles como la nuestra es lo que permitió a Danilo Medina sobornar, ultrajar al Congreso Nacional para cambiar la Constitución y poderse reelegir y la que lo hizo sugerir hace algunas semanas que va a esperar a marzo próximo para anunciarle al país que volverá a actuar violentando el orden institucional con la misma brutalidad inescrupulosa y depredadora. Y nuevamente, sepan los legisladores que todo el mundo va a saber cuál fue su precio! ¡Mientras haya impunidad no hay ni habrá democracia en la República Dominicana!

¡Y aquí somos!

El reto de una nueva política que hoy asumimos consiste en crear una institucionalidad que supere la tradición caudillista y autoritaria y sea escuela de formación práctica para desarrollar una cultura democrática. Una cultura que nos permitirá también distinguir claramente los disfraces de demócratas con que se visten los de este gobierno y de los anteriores que insisten en engañar a nuestro pueblo pretendiendo que olvidemos la dolorosa realidad de que para ellos los intereses nacionales que gobiernan o aspiran a gobernar, valen menos que los suyos y los de sus partidos. Y nos permitirá recordarles a esas legiones de ladrones que administran o han administrado nuestro país que los conocemos como lo que son: verdaderos enemigos de la democracia. Y es que a estas alturas, aunque pretendan que lo pasemos por alto, quienes siguen participando o apoyando esta gestión de gobierno son cómplices de sus desmanes por obra o por omisión.

En cuanto a los acuerdos y las alianzas electorales posibles, queremos definirnos meridianamente. Desde que salimos a la opinión pública Opción Democrática ha dicho que entiende las alianzas no como simples sumas para llegar al poder cambiándole el nombre a una receta con los mismos ingredientes. Hemos afirmado pública y privadamente nuestra decisión inquebrantable de hacer todo lo posible por construir la unidad de quienes queremos un cambio político en nuestro país. Repetimos: la única transición en la que creemos y por la que luchamos es la que nos lleve a vivir, finalmente, en democracia. No estamos disponibles para ofrecerle más frustraciones al pueblo dominicano. No nos vamos a cansar de insistir y de trabajar en su articulación, en la coordinación de aspectos fundamentales como la elaboración de un programa y de una Agenda Básica Común que tengan en su centro aparte de la educación, la salud, la seguridad ciudadana, el empleo, la vivienda, la protección del medio ambiente y todos los derechos fundamentales, la limpieza y diafanidad de las elecciones, la defensa del voto y la definición de prioridades de inversión de los recursos públicos dirigidas a garantizar el ejercicio y disfrute de esos derechos.

¡Tenemos el deber y la responsabilidad de hacer avanzar el reloj para que llegue al fin la hora de una nueva República Dominicana!

¡Y aquí vamos!

Pero no nos engañemos: el tiempo para definir las propuestas y programas que nos lleven a detener el aumento inmoral de la pobreza, la inseguridad, la falta de justicia, y para establecer los mecanismos que nos permitan defendernos de los fraudes y del uso de recursos con los que nos impiden participar en igualdad de condiciones, pasa volando. El tiempo para nombrar, delinear y articular una propuesta alternativa cada vez es menor y si no lo entendemos así volveremos a reconocernos obtusos y obstinados y volverán a culparnos de todos los problemas del país y de protagonismos que -en las mentes de quienes carecen de cultura democrática- solo caracterizan a los liderazgos emergentes, o nuevos, o pequeños.

A menos de dos años de las elecciones lo que va a ocurrir en el 2020 pareciera estar definido y el papel que nos tocará jugar sigue estando para nosotros muy claro: en nuestra fortaleza y capacidad para construir ese acuerdo que mediante una participación amplia, competitiva, respetuosa, encante a nuestro pueblo.

Hoy vivimos un momento de cambio y los cambios hay que verlos como lo que son: oportunidades para construir entre todos opciones nuevas, que no pueden ser otras que la participación política como ejercicio de construcción de la democracia pendiente, que un diálogo político y social más inclusivo, sin el cual el cambio que queremos hacer que suceda es imposible.

Por eso nacemos con este firme llamado a que nos decidamos a dialogar con franqueza y desprendimiento, con visión de futuro, con confianza en nuestro pueblo y con la decisión de trabajar para llegar al poder y hacer un gobierno que tenga como centro de sus prioridades la posibilidad de dominicanos y dominicanas de vivir bien aquí, especialmente la posibilidad de que los más débiles puedan vivir bien aquí.

¡Y aquí vamos a hacer que suceda!

Convencidos de la necesidad de tender puentes, desde hace ya más de un año empezamos a ir delineando, articulando la propuesta de un Frente Alternativo, de una tercera fuerza que incluya organizaciones sociales y partidos que no tengan el peligro de quedarse sin dirigentes porque se los llevaron presos, que superen la tradición caudillista y autoritaria, que reafirmen el compromiso de fortalecer las instituciones democráticas y de hacer que las leyes se cumplan. De entonces acá nos hemos reunido con partidos y sectores que han manifestado la vocación, la voluntad de hacer Política de la buena, respetuosa de los adversarios, fraterna a la hora de caminar juntos, honesta, comprometida con la sanción a los corruptos, capaz de hablar con la verdad y de cumplir la tarea de universalizar las reivindicaciones sociales.

La tarea de diseñar la ruta para la conformación de un Frente Alternativo que presente candidaturas conjuntas en el nivel congresual, municipal y presidencial escogidas democráticamente por sus membresías se ha tornado más difícil con la aprobación de una Ley de Partidos tan anti democrática. Pero no me queda dudas de que lograremos presentar al país una alternativa que responda a sus necesidades y expectativas, a sus demandas políticas y sociales, escogiendo mediante primarias, convenciones o asambleas las candidaturas que provendrán de cualquiera de los partidos integrantes de esa coalición o de personas provenientes del mundo social, cultural, empresarial, sindical… y que lo haremos aunque los partidos del sistema hayan intentado impedirlo mediante una provisión en la Ley a todas luces inconstitucional.

Ya hemos vivido lo difícil que es el camino y no nacimos para andarlo solos. Pero sabemos que si hay voluntad podremos recorrerlo con políticos, con activistas y luchadores sociales, con empresarios, con jóvenes, con hombres y mujeres de nuestro pueblo, de esa sociedad plural decidida a derrotar a quienes nos niegan el presente y el futuro, dispuesta a luchar por tiempos mucho mejores y mucho más seguros.

Es necesario actuar hoy sin fallarles a quienes nos precedieron en este camino, trabajar juntos y levantar bien alto nuestras voces, nuestras banderas para hacer de esta Patria amada, ese lugar de justicia, de paz, de democracia y de bienestar para todos y todas con el que soñaron nuestros padres.

¡Hagamos que el cambio suceda!

¡Viva Opción Democrática!

¡Vivan nuestros seguidores y seguidoras!

¡Viva la República Dominicana!

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