Nacionales
UMBRAL – Las reformas de Biden
Leí recientemente que un senador del Partido Republicano manifestó que el presidente estadounidense, Joe Biden, se ha puesto al frente, sin llamar mucho la atención, de una revolución de izquierda. Siendo republicano y tomando en cuenta que el concepto puede variar de acuerdo a la realidad política que define el contexto y la ubicación geográfica, no nos extraña la orientación ideológica que le atribuye el legislador al mandatario, que desde otros litorales es definido como de centro derecha, y que por lo tanto lo que promueve desde la presidencia de su país es un remedo del keynesianismo o capitalismo compasivo, como escribiera recientemente Jaime Pastor en un análisis sobre las elecciones en Madrid publicado en Viento del Sur el pasado 8 de mayo.
Pero, independientemente de la ubicación ideológica de Biden, lo cierto es que lo que él ha llamado Plan de Reconstrucción de la Nación, plantea un vuelco total que llevaría a los Estados Unidos (guardando las distancias de las coyunturas históricas) al punto donde la administración Reagan comenzó a cambiar las políticas que implementó Franklin Delano Roosevelt como medidas para enfrentar la crisis de la Gran Depresión, responsables de crear una clase media fuerte que condujo al país hacia la cohesión social que le dio la estabilidad interna necesaria para asumir el liderazgo occidental en medio de la Guerra Fría que polarizó la dinámica geopolítica desde el fin de la Segunda Guerra Mundial hasta el derrumbe del muro berlinés.
El día 99 de su gestión, el líder estadounidense acudió al congreso para compartir con los ocupante del Capitolio los logros que había alcanzado al arribar a los primeros 100 días de su administración, los que presentó con aire de optimismo debido al éxito con que había enfrentado la crisis sanitaria y la económica: un significativo incremento de los vacunados, una disminución de infectados y fallecidos; dinamización de los negocios, recuperación del empleo e incremento de las ayudas sociales; una introducción oportuna para hablar de la “reconstrucción y conquista del futuro” que recoge en su plan de hacer económicamente fuerte a su país para recuperar su liderazgo internacional: inversión pública en infraestructura, vuelta al consumo de lo nacional, fortalecimiento de la industria estadounidense, inversión en educación, en innovación, en salud; todo en el marco de lo que él define como los valores democráticos que han caracterizado su suelo patrio para lo que necesitará del concurso de los republicanos y de toda la sociedad.
Hasta ahí la revolución no parece tan profunda; la profundidad que preocupa a republicanos y oligarcas está en la reforma fiscal que se necesita para financiar la vuelta al paradigma keynesiano. “Vamos a deshacernos de algunas normas que permiten a los estadounidenses ganar más de $ 1 millón al año y pagar una tasa impositiva baja sobre sus ganancias de capital”, les dijo a los congresistas para añadir que 650 personas aumentaron sus riquezas en $ 1 billón durante la pandemia y ahora valen $ 4 billones, mientras el resto de la población empobreció. ¿Llegó el fin del neoliberalismo en EE.UU?