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POLÍTICA Y CULTURA – Retornando al azar como categoría histórica

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La teoría del azar como categoría histórica viene yugulada por apreciaciones científicas cuyos límites dejan abierto el campo de la investigación, en espera de hallazgos que expliquen lo inexplicable, la inserción de lo aleatorio como expresión de una determinación histórica. Pierre-Daniel Huet, en su “Tratado Filosófico” sobre la debilidad de la mente humana, contrapone a la causalidad el criterio de que cualquier suceso puede tener una infinidad de causas posibles. Trotsky expresó sobre el tema lo siguiente: “hablando en términos generales, lo que ocurre es que el fondo racional de todo proceso histórico se refleja y descompone en una serie de hechos casuales. Utilizando términos biológicos podríamos decir que las leyes racionales de la historia se van realizando a través de una selección natural de casualidades. Sobre esta base se desarrolla la actividad consciente del hombre, que consiste en someter los eventos casuales a una selección artificial”.

Desde otro ángulo, Karl Popper,  escribe en “La sociedad abierta y su enemigos”, que la característica central del conocimiento humano es  provisional y falible, implicando que la sociedad debe estar abierta a puntos de vistas alternativos. Popper puntualizaba en la impredecibilidad del mundo. El concepto de Hegel es, que el espíritu universal es el fundamento de todos los fenómenos de la sociedad, el espíritu universal es lo primario, es eterno, la idea absoluta, espíritu absoluto y conciencia de Dios. Expone el determinismo histórico en cuanto la historia para él, no es un inventario de sucesos al azar sino un proceso ordenado teleológicamente, la libertad personal naufraga y resulta irrelevante frente al inexorable determinismo impreso a los acontecimientos por la idea.

Para el doctor Joaquin Balaguer en su  discurso de ingreso a la Academia de la  Historia, el azar o “el cisne negro” como lo bautizó Nassim Taleb, explica la historia dominicana, pero visualizado como intervención de la “Providencia”. El sentido metafísico del concepto del doctor Balaguer, le imprime a la idea del azar la conducción de lo que Hegel llamaba “el espíritu universal”. Nada se produce  finalmente por azar sino por la voluntad divina, determinismo metafísico. El azar es Dios para  el doctor Balaguer, quien establece las coordenadas de los sucesos históricos desde una perspectiva aleatoria, pero a diferencia de  Nassim Taleb, inhabilita la posibilidad del proceso indagatorio más allá de la percepción divina. De todas maneras llama la atención el manejo de las fechas, las conductas históricas y los desenlaces más imprevistos. Su coincidencia con los rasgos inciertos e imprevisibles, le otorgan a su discurso ante la Academia de la Historia, un material importante para la discusión. Es lamentable que este texto de 1954 no provocara un debate teórico, filosófico y científico. Así pasan desapercibidos aportes para la discusión en el plano intelectual. Como si a nadie le importara la estructuración del pensamiento, su criticidad, sus dimensiones epistemológicas. Parecería que escasea el accionar crítico, la búsqueda incesante de la verdad provisional de la historia, y que asistimos a una caída libre, de lo que Vargas Llosa llamó “la civilización del espectáculo”.  Asido al cuestionamiento y consciente de la caducidad  de todas las verdades establecidas como absolutas, valoro el debate como ente edificador, como soltura plena de la inteligencia humana.

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