Connect with us

Nacionales

Lleno de amor por los demás

Published

on

[ad_1]

 Quédate con nosotros” es uno de los 12 centros pertenecientes a la red de “Muchachos y Mu­chachas con Don Bos­co”. Dicho centro acoge a niños con edades entre 6 y 16 años. Allí los educan, les brindan alimenta­ción, reciben talleres de capacita­ción, dormida y demás beneficios.

Uno de estos beneficiados fue el joven Carlos Cordero quien fue edu­cado y forjado en el referido hogar y hoy día es un ciudadano que aporta sus conocimientos al país.

Carlos comentó algunas de sus anécdotas y de cómo llegó a ser un profesional.

-¿Como llegó a ese centro?

– Llegué por vía de una coma­dre y vecina de mi mamá que sa­bía del lugar. Eso fue en 2004, yo tenía 11 años de edad cuan­do ingresé aquí. No era un niño tranquilo que digamos, era muy imperativo. mi madre era madre soltera que no tenía la facilidad porque nosotros somos tres her­manos. Ella entendió que yo, in­gresando aquí, podía salir ade­lante. Allí hice grandes amigos. Al principio, me costó trabajo adaptarme e integrarme al gru­po. Pero después, fui uno más.

-¿Puede resumir su vida en el centro de acogida?

-Llegando aquí me sentí como en mi casa ya que duré desde quinto curso hasta terminar mis estudios. Gracias al centro soy alguien. Dije: “Hogar dulce ho­gar”. Yo asistía al centro de lu­nes a viernes y los fines de se­mana me iba a donde mi mamá. El hogar no era solo para noso­tros dormir, sino que había de todo. Desde cursos pintura, mú­sica, hasta deportes por lo que les exhorto a los jóvenes que se integren y no solo porque le di­gan, sino por lo que ellos quie­ren o lo que sienten. Porque a veces hacemos cosas que nos dice el otro.

-¿Recuerda en especial a alguna profesora?

-Recuerdo a mamá Gloria, mi maestra de pintura, quien me aconsejaba mucho. Todos sus con­sejos los puedo reflejar en mí pues me enseñó la importancia de ser una persona decente, sin impor­tar mi cuna, tengo un empleo, soy universitario.

-¿Actualmente cómo se desempeña en el mundo laboral?

-Soy licenciado en Educación Fí­sica y estoy laborando en el cen­tro Juana Tavera de Llano, ubi­cado en el municipio de San Antonio de Guerra. Allí imparto docencia y me siento muy reali­zado con poder enseñar a los ni­ños a ejercitarse y a la práctica de deportes.

 -¿Qué dice su madre ahora que lo ve convertido en un profesional?

-Mi madre está más que orgu­llosa, porque ella misma y otras personas decían que por mi for­ma de ser cuando niño no pen­saban que iba a llegar a donde estoy. Pero gracias a Dios me in­tegré al centro y los talleres y cur­sos me cambiaron la vida. A tra­vés de esos estudios pude llevar una vida social y laboral estables.

– ¿Cómo obtuvo la Licenciatura en Educación Física?

-Me gradué en el Instituto Supe­rior de Formación Docente Salo­mé Ureña, (Isfodosu).

-¿Por qué elegió esa carrera?

-Elegí esa carrera porque siem­pre me ha gustado enseñar, des­de que formaba parte del ho­gar me dedicaba a formar a los nuevos integrantes que llega­ban. Nosotros les enseñábamos, y los motivábamos a que forma­ran parte de un club o de un ta­ller porque ellos no sabían de la esencia del hogar. Además,me guie más por la Educación Física porque me gustan los deportes en general, me gusta recrearme y compartir. Y con esto me gusta­ría que otros aprendan lo que ya yo aprendí.

-¿Hoy día, qué sentimientos siente cuando visita el centro de acogida?

-Bueno, son muchos, Forman parte de mi vida. Todos aquí son personas a quienes les voy a agradecer eternamente lo que hicieron por mi; hay muchos que están pensionados, pero les agra­dezco bastante. Y a los que están actualmente también. Me sien­to súper feliz. Aquí somos una familia, a cualquiera le gustaría formar parte de esto.

-¿Qué valores aprendió en ese centro?

-Son muchos, la amistad, el amor la solidaridad, el respeto y la responsabilidad. Esos son valores que siempre van a que­dar.

-Con los jóvenes de su genera­ción, ¿se ha encontrado otra vez?

-Sí, nosotros hemos hecho juntes y convivencias, somos treinta en to­tal los de esa promoción. A través de redes sociales nosotros nos bus­camos y nos vemos y comenzamos a hacer cuentos de nuestro tiempo en el hogar. Ese contacto nos hace sentir bien, porque además tene­mos responsalidad y proyectos pa­ra un futuro mejor.

-¿Qué otra meta tiene por conseguir?

-Me gustaría estudiar fisioterapia, ya que va de la mano con mi carre­ra. Por eso estoy haciendo el pape­leo para ver si se me da la oportu­nidad. Me estoy esforzando para estudiar y ayudar a las personas con discapacidad.



[ad_2]

Advertisement