Connect with us
Publicidad

Nacionales

La hora de la unión

Published

on

Compartir

 En los momen­tos históricos de un pueblo, llegan mo­mentos tras­cendentales donde Ud. tie­ne que tomar partido ante las amenazas a la Patria. Hoy estamos frente a uno de esos momentos donde, o Ud. nada y se une a la co­rriente incesante de la de­fensa patriótica o se hunde y se ahoga en el despeña­dero del foso de la traición.

No se necesita oír el re­doble de los tambores o ver el fuego de la metra­lla para reconocer la pre­sencia de una guerra. Es­tamos en un punto de inflexión donde la tibie­za no existe ni es posible. Sin embargo, ¡es cuan­do más debemos orar por la Paz! Una Paz militan­te y activa, una Paz ape­gada a los principios de las buenas relaciones hu­manas. Una Paz no genu­flexa (mayúsculas), una Paz erecta y vertical, co­mo un elevado estandarte que lleve como insignia el escudo nacional.

¡Hoy no debe haber pe­ledeístas, reformistas, pe­remeístas o perredeístas, sino dominicanos! (ma­yúsculas, de nuevo). Im­ploramos por la Unidad nacional; olvidemos las diferencias internas y de­fendamos nuestros valo­res patrios. Los enemi­gos de la nación apelan a nuestra reconocida sensi­bilidad para reblandecer nuestra virilidad centena­ria.

Las medidas sobre los visados haitianos toma­das por el presidente Abinader deben contar con nuestro total apo­yo incondicional. Nues­tro presidente ha mostra­do poseer una conciencia preclara y bien definida con respecto a la fulgu­rante dinamita que ame­naza estallar en el país vecino. ¡Cerremos filas con nuestro presidente! ¡Hagámosle sentir nues­tro apoyo sin importar banderías políticas o par­tidarias! ¡Unámonos por la Paz!

 Quien suscribe jamás ha militado en partido político alguno, pero se siente en la capacidad de discernir entre las con­ ductas traicioneras y las conductas patrióticas de un gobernante de turno.

El tibio, cuando es es­cupido por una boca sa­grada, cae en el letar­go y la inconsciencia; en la ceguera acomodaticia de no querer ver la ame­naza, y solo la ve cuan­do está deglutido dentro de las fauces del agresor, y ya es demasiado tarde para redimirse.

¡Oremos por la Paz! ¡La Paz siempre se­rá la opción más bene­ficiosa y reconfortante, porque es un atribu­to de Dios! ¡La Paz es Dios mismo en estado quiescente!¡Unámonos con Dios, por la Patria y por la Libertad!

Advertisement
Hacer una Denuncia