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La corrupción aleja dominicanos de paraíso prometido por Dios

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La corrupción, la desigualdad social y la pandemia del coronavirus aleja  a los dominicanos del Paraíso prometido por Jesús, afirmó este viernes el sacerdote Tomás García, de la Orden Mercedaria, quien meditó la segunda palabra pronunciada por Cristo desde la Cruz del Calvario “Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23. 39-43).

Lamentó el religioso que la sociedad esté tan dividida “por la codicia de quienes buscan fáciles  ganancias, herida por el egoísmo que amenaza la vida humana y la familia; el egoísmo que continúa provocando desigualdad y las injusticia entre nosotros”.

De su lado el sacerdote Lucas Burato, que este Viernes Santo, pronunció su homilía sobre la Tercera Palabra, en la Catedral Primada de América, “He ahí a tu madre”, planteó que el hombre moderno se ha separado de Dios.

Igualmente condenó la trata de personas, trabajo infantil, matrimonio infantil, el machismo y la violencia intrafamiliar, el tráfico de dogas, la sobreexplotación de los recursos naturales nos hace reflexionar sobre la manera de relacionarnos y encontrarnos entre nosotros.

Queremos estar contigo, Señor… Si Tú nos dejas…Conmueve ver hoy a Jesús sentenciado en la cruz y acompañado por dos ladrones; y verle dándose hasta el extremo por nosotros, por ti y por mí. Contemplar su donación total, su generosa entrega sin condiciones y sin límites para amar y perdonar, para unir y salvar. La promesa de esperanza dada al ladrón arrepentido”, sostuvo.

Añadió que “Un país con hermosas playas de arenas blancas, sus paisajes naturales, sus palmas de coco, su Merengue, su bonita, hospitalaria y alegre gente de fe viva y de gran corazón. Un verdadero paraíso “Marca país” que la corrupción, la desigualdad social y la pandemia del coronavirus lo aleja del Paraíso prometido por Jesús. Contemplar nuestra realidad de hoy tan dividida por la codicia de quienes buscan fáciles  ganancias, herida por el egoísmo que amenaza la vida humana y la familia; el egoísmo que continúa provocando desigualdad, injusticia entre nosotros: en la trata de personas, trabajo infantil, matrimonio infantil, el machismo y la violencia intrafamiliar, el tráfico de dogas, la sobreexplotación de los recursos naturales nos hace reflexionar sobre la manera de relacionarnos y encontrarnos entre nosotros. Nos acerca al misterio de la cruz, a un Dios sufriente que siente miedo y angustia”.

Opinó García que el misterio de la Cruz nos habla hoy al corazón, porque en este último año son muchas las soledades, distanciamiento que hemos tenido que afrontar y debemos seguir afrontando, mucho el dolor y sufrimiento que no comprendemos, mucha la angustia y la incertidumbre de no saber qué va a pasar, en los que han perdido a un familiar o un ser querido y en los que se han quedado sin empleo.

“Pero también nos abre a la esperanza de no sabernos abandonados de Dios. A creer, que ese amor como al ladrón arrepentido no le abandonaría ya, pasara lo que pasara. De caer una vez más en la cuenta de que somos seres sociales y necesitamos de otros, y no solo para tener lo básico para sobrevivir, sino para dar identidad, amor y sentido a nuestra propia existencia. De que la vida vale en la medida en que se entrega a los 2 demás… Nos recuerda el Papa Francisco: “Así simplemente «como hizo Jesús»: no sólo viendo sino mirando, no sólo oyendo sino escuchando, no sólo cruzándonos con las personas sino parándonos con ellas, no sólo diciendo «¡Qué pena! ¡Pobre gente!» sino dejándonos llevar por la compasión; «para después acercarse, tocar y decir: “no llores” y dar al menos una gota de vida”, consideró el sacerdote mercederio.

Padre Lucas Burato

Burato expresó este Viernes Santo que el hombre moderno vive contrario a Dios producto de un desarrollo tecnológico y poder, que no se compensa con un crecimiento de responsabilidad, valores y conciencia.

“El papa Francisco decía que el hecho que el hombre moderno no está preparado para utilizar el poder con acierto, porque el inmenso crecimiento tecnológico no estuvo acompañado de un desarrollo del ser humano en responsabilidad, valores y conciencia”, expresó.

Añadió que “cada época tiende a desarrollar una escasa autoconciencia de sus propios límites. Su libertad se enferma cuando se entrega a las necesidades inmediatas del egoísmo y la violencia. Nuestro papa Francisco nos recuerda que el hombre si no tiene una ética que le pones límite se enferma y comienza a usar mal su libertad promoviendo antivalores. El hombre moderno dice poder, sexo libre, tener. Si Dios dice vida, el hombre dice cultura de la muerte como el aborto, la eutanasia o la eugenesia”, agregó.

Reflexionó que esa negación se vive en otros hechos: “Si Dios dice, verdad o confrontación leal entre ciencia y fe; si dice valores y desarrollo, o deberes y derechos. El hombre dice todo es relativo, todo depende. Solo ateísmo, solo pensamiento único”, dijo.



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