Connect with us
Publicidad

Nacionales

IDEANDO – Adios a una madre perfecta

Published

on

Compartir



 Los que fuimos criados por madres solteras y además tenemos un ori­gen social humilde, crecimos con muchas limitaciones, pero al mis­mo tiempo grandes privilegios y satisfacciones: fuimos levantados por mujeres que prácticamente consagraron su vida a no­sotros y lo dieron todo por nuestra formación doméstica y escolar.

Esas madres eran las que nos llevaban el jugo al recreo de esas pequeñas escuelitas ca­si rurales, las que nos arreglaban la ropa con esmero para que siempre anduviéramos lim­pios, las que nos dormían en sus piernas y nos enseñaban algunas oraciones antes de dormir, las que nos compraban los útiles escolares con sacrificio enorme, las que guardaban los cen­tavos para nuestros antojos, las que nunca ce­rraban la puerta de la casa antes de nuestra llegada, en fin, esas madres eternas del amor puro y la entrega plena, nunca se van porque están en la memoria de los años y en la coti­dianidad de nuestras vidas.

Así era mi madre, Jesucita Cordero, una mi­na de ternura y protección. Ese esfuerzo suyo por encaminarnos hasta donde alcanzaban sus fuerzas y sus recursos lo recordaremos por siempre y estará sembrado en nosotros hasta el final de nuestros días.

Si la gente es siempre juzgada en el más allá por sus actos en la vida, no tenemos duda de que mi madre será premiada con un descanso eterno en el más hermoso lugar del cielo.

Quiero concluir diciendo, de manera cate­górica, que para mí, ella fue una madre per­fecta, cariñosa y protectora.





Advertisement
Hacer una Denuncia