Locales
SONAJERO – Dios nos guarde
Al cruzar la intersección me detuve. Un vehículo todo terreno amenazaba con tragarme si no le permitía el paso, a sabiendas de que violaba un par de párrafos de la ley de tránsito. Los neumáticos del vagón que tenía frente al cristal me obligaron a crear un atasco porque iba y cruzó por la acera, sacrificando una jardinera con la fuerza del cilindraje y la aspereza del conductor.
A mi hermana Yordania, acabadita de aterrizar en su país, le atemorizó la escena. ¨Esto es el día a día¨, le dije, lamentando que fuese un acto de abuso la primera impresión recibida en su tierra.
La violencia en las vías de tránsito es común y constante. ¨Andar montado¨ es un privilegio y una necesidad en la cual no correspondemos con empatía, respeto, condescendencia. Desde el volante dejamos entrever nuestras miserias, escasa educación y amor al prójimo.
Esto no termina aquí. En ruta a casa, en verde para mí, atiné a mirar a ambos lados antes de cruzar el semáforo. Es una previsión natural considerando la cantidad de conductores que se cruzan en rojo. Por eso, en dos segundos un conductor nos asedió a bocinazos, mientras la camioneta de la Policía Nacional se saltaba de un tramo a otro teniendo la señal en contra.
Durante la cena repasamos esos episodios en familia. Observé que cada quien tuvo su propia historia de atasco, insultos y peligros por desobediencia a la ley del librito y, particularmente por imprudencias de conductores encaramados en vehículos de distintos costo y categoría.
Definitivamente al conducir debes cuidar de ti y realizar ejercicios de telepatía para adivinar las intenciones del otro. ¡Ah! Y encomendarse al Espiritusanto, para salir viva del antro en que hemos convertido el pavimento dominicano. Dios nos guarde.