Juan F. Puello Herrera
En el libro de la sabiduría (9, 13-18) encontramos unas interrogantes que invitan a la reflexión sobre el corto tiempo que nos corresponde vivir en esta tierra.
La primera de estas interrogantes se refiere a si algún hombre conoce el designio de Dios. Seguida de esta otra, de quién comprende lo que Dios quiere. Para dar respuesta a lo anterior hay que partir del hecho que nuestros pensamientos son mezquinos y nuestros razonamientos siempre son equivocados.
Como señala el libro de la sabiduría, que el “cuerpo mortal es lastre del alma, y la tienda terrestre abruma la mente que medita”. De este texto se deduce lo limitado que somos y lo difícil que se nos hace comprender lo que está a la vista.
Desde esa perspectiva, surge el preguntarse de quién tiene la capacidad para rastrear las cosas del cielo o de quién es capaz de conocer los designios de Dios si él no le da sabiduría enviando su santo espíritu desde el cielo.
Entender y aplicar esta palabra que emana de la sabiduría de Dios, lleva a conducirse por los caminos de la rectitud, evitando lo que no le agrada a Dios y preparándose para dar el primer paso que lleve a la salvación.
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