A diferencia de otros países, donde hoy todavía resultan insuficientes las vacunas para el Covid-19, República Dominicana cuenta con una canasta de dosis, que garantiza la cobertura de toda la población, y le permite donar a otras naciones.
Donaciones que al parecer no han gustado a una parte de la oposición que apunta sus críticas hacia el gobierno sin reparar en que, lejos de dañarlo, la realidad opera a favor del presidente Luis Abinader quien no ha ocultado su responsabilidad en la contratación de vacunas para garantizar que el país pudiera, ante la incertidumbre, suplir la demanda.
Para nadie es un secreto, aunque ahora algunos pretendan desconocer, que hace unos meses adquirir las inoculaciones era una interrogante de escasas respuestas; que las farmacéuticas incumplían los pedidos ya pagados, y que las grandes potencias acaparaban los lotes en beneficio propio. Urgencia donde lo importante era que los fármacos llegaran al país para iniciar el proceso de aplicación, pero más fundamental aún, asegurarse de no tener que interrumpirlo. Así las cosas, el gobierno procuró (donde sea) lotes de Sinovac, AstraZeneca, Covishield y Pfizer, lo que ha permitido que el 56 por ciento de la población adulta haya recibido sus dos dosis y que estemos en posibilidad de donar 505 mil inmunizaciones a Haití, Honduras y Guatemala, en un resaltable ejercicio de solidaridad, como en su momento han hecho con nosotros. Por eso, es de injustos pretender satanizar al gobierno ya que, si hoy estamos en capacidad de donar vacunas fue porque no se escatimaron los esfuerzos para obtener los sueros necesarios y así evitar riesgos peligrosos..