Hagamos hoy fiesta con todos los maestros dominicanos. Que el Señor les bendiga y acompañe en tan encomiable labor, y que les ayude a vivir este oficio como una verdadera vocación.
Se habla del salario de los maestros, de su formación, del tiempo que necesitan para diferentes cosas, pero es necesario hablar de su vocación.
Los que pertenecemos a una generación que fuimos formados por maestros que tenían una mística, que la vocación era lo primero, se lo agradecemos infinitamente. El mundo no puede funcionar sin familias, pero tampoco sin maestros.
Por eso, maestros, en este día recuerden su vocación. Recuerden que su oficio es una misión, una tarea, una labor necesaria en el mundo. Felicidades, maestros, en especial a aquellos que lo son por vocación, no por salarios.
Hasta mañana, si Dios, usted y yo lo queremos.
