Mons. Ramón Benito de la Rosa y Carpio
Judas es un personaje de toda la historia. Permanece a través de la historia cristiana, a través de la historia humana, a través de la literatura, como el símbolo del traidor por excelencia y en la Semana Santa él cobra un puesto, un lugar de reflexión especial, porque Judas nos enseña.
Yo pienso muchas veces que hay gente que no quiere celebrar la Semana Santa porque personajes como Judas le recuerdan sus fallos y traiciones.
Judas terminó quitándose la vida. La Iglesia –ni la humanidad– han condenado nunca a Judas al infierno, pero Judas es el traidor que nos enseña lo que no debemos hacer. Ojalá que nunca caigamos en la muerte de Judas y que podamos hacer como Pedro: negamos, pero nos reconciliamos y volvemos. Judas sigue hablando a la humanidad de lo que es la traición y nos invita en Semana Santa a no repetirla.
Hasta mañana si Dios, usted y yo lo queremos.
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