Los partidos políticos son instrumentos desde los cuales los ciudadanos se involucran en las cuestiones de Estado; con ellos, y desde diferentes poderes estatales, e incluso desde la oposición, la comunidad participa en el diseño de políticas públicas partiendo de los diferentes intereses, que bajo esquemas democráticos se canalizan para permitir la convivencia social bajo reglas de juego pactadas a través de representaciones populares que no sólo interpreten la voluntad de sus representados, sino que sean depositarios de ella.
Muchas veces los objetivos de las formaciones políticas se desmarcan de las demandas y expectativas de los ciudadanos que, en sociedades sobre informadas, debido a que los acontecimientos se suceden a ojos de todos y las fuentes del conocimiento son más abiertas y horizontales, elaboran sus agendas particulares, las que ya no responden a las necesidades de la sociedad industrial, centradas en reivindicaciones y demandas relacionadas con el mercado laboral y los procesos productivos propios de una época superada por comunidades modernas y fractales.
Esta realidad provoca, con cada vez más frecuencia, desencuentros entre las organizaciones políticas y los ciudadanos, los que hacen cada vez más volátiles las conductas electorales, que convierten a las urnas en verdaderas cajas de sorpresas, y en más frágiles los sistemas de partidos , sobre todo cuando éstos se dejan superar por la rápida evolución de la sociedad arrastrada irremisiblemente por los cambios que a ritmo de vértigo se producen en la tecnología de la información y la comunicación, que tienen como soporte a la ciencia que avanza como nunca antes.
Partiendo de estas premisas, el partido Fuerza del Pueblo (FP), como proyecto en construcción, decidió auscultar en el seno de la sociedad, a través de discusiones abiertas y participativas, facilitadas en 17 mesas temáticas creadas en el marco del “Primer Congreso del Pueblo Profesor Juan Bosch” que se convirtieron en canteras de ideas útiles para el escaneo de la realidad económica, social y política del país y el mundo, las que generaron insumos para las propuestas que en esos mismos escenarios de discusión se presentaron y aprobaron para luego validarse con la totalidad de los delegados al evento constitutivo de la nueva formación.
La horizontalidad de las discusiones dadas en un contexto de crisis sanitaria nos forzó a recurrir a la vía telemática. A colocarnos en el carril de la tecnología que nos condujo por un proceso de aprendizaje, de descubrimientos, de hallazgos que fueron posibles debido al esquema de trabajo que permitió el contacto fluido y permanente con el país y el mundo, porque además de la participación de dominicanos de todos los niveles, contamos con académicos y líderes políticos extranjeros para ayudar a diseñar una organización de futuro capaz de proyectar y diseñar la sociedad que necesitamos.
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