Los dominicanos carentes de instrucción cívica se han vestido de indolencia frente a lo que significa la invasión “pacifica” foránea de nuestro suelo patrio, una agresión indignante ante la celebración de nuestra independencia el pasado 27 de febrero, momento donde la intromisión en los asuntos domésticos por las potencias interesadas, corroe los cimientos de nuestra autodeterminación como nación independiente y soberana.
La traición en el seno de la educación primaria del conocimiento de nuestra historia y luchas libertarias es palpable en las respuestas conceptuales de las nuevas generaciones. En su ideario, Juan Pablo Duarte expresó: “El amor de la Patria nos hizo contraer compromisos sagrados para con la generación venidera; necesario es cumplirlos, o renunciar a la idea de aparecer ante el tribunal de la historia con el honor de hombres libres, fieles y perseverantes”.
La posición del liderazgo político ha sido irresponsable; en cambio la mujer dominicana ha asumido el protagonismo en su compromiso de velar por el futuro de sus hijos, que deben nacer bajo el sublime e innegociable derecho del ser humano, a su libertad, “de toda potencia extranjera, o se hunde la isla”. ¡Defendamos nuestra Patria!
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