El liderazgo del Patricio no fue forjado en la coyuntura y mucho menos en el manejo de expedientes penales con fines electoreros; de ahí que hoy día prevalece en el proyecto de su Constitución y en el principio de Soberanía un legado indeleble de patriotismo.
En su Constitución visualizó la nación dentro de un marco de leyes forjadoras de justicia, equidad y legitimidad, y manifestó la permanencia perenne de que el crimen no prescribe ni queda impune jamás; así como también de que la ley no podrá tener efecto retroactivo. En su concepto de Soberanía señalaba que “toda ley supone una autoridad de donde emana, y la causa eficiente y radical de esta es por derecho inherente, esencial al pueblo e imprescriptible de la Soberanía”. Esta reflexión la expresó a raíz del triunfo de la Restauración.
En su legado primó el bien común y así lo consignó mediante la ley fundamental que redactó, pensando en el futuro de los dominicanos.
Respetando su legado lograremos resarcir los principios forjadores de nuestra libertad e identidad nacional, que han sido negociados en detrimento de los mejores intereses del pueblo dominicano. Su doctrina resolvería lo que no han logrado los partidos políticos.
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