La inducción a eventos de competencias internacionales por los lideres olímpicos, ha provocado que el presupuesto público en el mantenimiento de la excesiva infraestructura deportiva, afecte al fisco en las economías de los países sedes. Las instalaciones se van quedando en ruinas y los ciudadanos cargan con los impuestos generados para honrar la inversión.
Naturalmente, el negocio engrosa los bolsillos de una dirigencia, y la del patio no es una excepción, que los coloca muy bien resarcidos económicamente.
El gran negocio ha mancillado la filosofía del Baron Pierre De Courbertin, cuya filosofía se basa en que la práctica del deporte constituía un medio total para educar física y moralmente a la juventud.
Las medallas son el resultado de un trabajo técnico científico, desde la nutrición, culturización, preparación física y mental, fogueos y sobre todo, el conocimiento de los valores; que implican la representación de los signos patrios.
La instrucción en la base del movimiento deportivo es la educación física escolar, como clave de un verdadero crecimiento deportivo integral.
No todos llegan al estrellato, pero sí pueden ser buenos ciudadanos a la patria. Las medallas no se compran como en una subasta, se ganan con el decoro de un proceso.