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MIRANDO POR EL RETROVISOR – No intente resolverlo todo con un regalo en San Valentín

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El pasado viernes esperaba un turno para realizarme dos tomografías en el Centro de Imágenes Diagnósticas del Hospital General de la Plaza de la Salud de la capital.

Un grupo como de 30 personas ya estaba instalado en una carpa fuera del edificio debido a los protocolos de seguridad por el Covid-19, para someterse a diversos estudios.

Me emocioné mucho cuando vi a una pareja acercarse lentamente. Ella lo tomaba del brazo y ajustaba su paso al de su esposo, mucho más lento por su condición de salud.

Ya dentro del centro y a la espera del turno para el procedimiento, me encontré a la dama sentada en la sala de evaluación y facturación.  Su esposo José, de 68 años, ya había pasado a otro espacio contiguo para realizarse un estudio.

No pude resistir preguntarle a Diamela, de 67 años, cuánto tiempo tiene casada con José y confesarle la emoción que sentí al verlos tan unidos, haciendo honor a ese juramento que hacen las parejas cuando se casan: En las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad.

“Ante todo el amor”, me dijo sobre las claves para que la relación continúe como el primer día tras 38 años de matrimonio.

Las otras –quizás las hemos escuchado tantas veces pero las olvidamos, especialmente cuando llegan las tormentas en las relaciones de parejas- me las enumeró con la emoción en el rostro de una enamorada primeriza.

Fidelidad, confianza, respeto, comunicación, tolerancia, compartir tiempo de calidad y transparencia en el manejo del dinero.

En un mundo dominado actualmente por el uso del internet y, especialmente de las redes sociales, las manifestaciones de desamor son más ostensibles que las relaciones de parejas saludables.

Conocí un incipiente matrimonio en que la esposa había pensado seriamente en divorciarse porque su pareja pasaba más tiempo en redes sociales y viendo series en Netflix que con ella.

Los expertos en terapia familiar advierten sobre la imposibilidad de las relaciones perfectas, pues todo ser humano tiene sus defectos y debilidades, por la simple razón de que las personas no son intachables.

Citan que, aunque las cosas en común son vitales, el manejo acertado de las diferencias permite un crecimiento invaluable que contribuye a que las relaciones perduren con el pasar de los años.

Cuando terminó el estudio de José, vi a Diamela llevarlo en una silla de ruedas a un cubículo donde también le ayudó a vestirse.

A lo largo de sus 38 años de matrimonio, Diamela y José han tenido sus momentos de crisis. No me alcanzó mucho el tiempo para hurgar en esos detalles, pero al verles no tengo la menor duda de que una relación de pareja saludable siempre será posible si nos centramos en cuidarla y contribuir con su crecimiento cada día.

“Y sobre todo paciencia,  pedirle eso a Dios, solo Él lo da”, me dijo Diamela, antes de alejarse, como última reflexión sobre el manejo que dan ambos a sus diferencias y temperamentos disímiles.

A propósito de que este lunes 14 de febrero es el llamado “Día de San Valentín”, etiquetado sabiamente por el comercio como Día del Amor y la Amistad, no trate de resolver con un regalo los malestares y sinsabores acumulados durante todo un año en la relación de pareja.

Mejor véase en el espejo de Diamela y José, en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad.

Los vi salir del centro como entraron, tomados de brazos y sonrientes.

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