El 5 de julio del 2020, el pueblo dominicano se expresó en las urnas enviando un inequívoco mensaje político: confió en Luis Abinader y el PRM el mandato de realizar un gobierno transparente, lograr una regeneración democrática y elevar significativamente las condiciones de vida de todos los ciudadanos. Sin embargo, el alcance de estos objetivos solo es posible si se emprende un amplio proceso de transformaciones institucionales, políticas, económicas y sociales, donde participen todos los sectores de la vida nacional, con un espíritu de unidad y armonía. Ese es el cambio real.
El primer año de gestión se desarrolló en plena pandemia, con condiciones muy difíciles, con una crisis sin precedentes y con efectos nocivos en todos los ámbitos. Los indicadores económicos y sociales nos señalan que estamos superando las dificultades. Ha llegado la hora de enfocarnos en la modernización, de impulsar una ola de cambios que no resisten mas demoras ni pretextos. La ciudadanía reclama que sus gobernantes restauren el país institucional y materialmente.
Esta tarea es ardua y sin el liderazgo político, social y empresarial empujando en una misma dirección, dialogando y concertando, es imposible diseñar y ejecutar una agenda nacional de reformas. El presidente de la República consciente de esto ha propuesto iniciarlas con una articulación en torno a doce ejes temáticos: transparencia e institucionalidad; sector eléctrico; sector agua; reforma de la Policía Nacional; modernización del Estado; calidad educativa; salud y seguridad social; transporte; transformación digital; fiscal integral; hidrocarburos; y laboral. Y en la primera reunión, con la coordinación del Consejo Económico y Social (CES), se acogió la propuesta de los partidos presentes de adicionar una reforma electoral.
El próximo encuentro se efectuará el quince del presente mes, donde se decidirá como ampliar la convocatoria de los actores participantes, la metodología de trabajo a implementar y el contenido temático base para cada reforma. Algunas están en marcha y otras serán iniciadas con este proceso.
Sin dudas que estamos ante un momento histórico, de excepcional importancia y que nos invita a unirnos con un sentido patriótico. Confío en que la dirigencia nacional demuestre estar a la altura de la sociedad dominicana de hoy. El éxito de este diálogo y con ello la efectividad de estas reformas redundará en beneficio y en favor de las presentes y futuras generaciones.
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