Las empresas que subestiman los medios tradicionales y le dan prioridad a los medios digitales a la hora de desarrollar sus campañas publicitarias, también deberían darle el mismo tratamiento a sus asuntos de relaciones públicas cuando surgen las crisis o cuando desean exponer sus notas sociales ante los lectores.
Si los medios tradicionales no son valiosos para hacer efectiva la publicidad de productos y servicios, tampoco deberían serlo para difundir las noticias sobre los mismos. Pero tampoco deberían serlo para hacer creíbles sus informaciones cuando pretenden adicionarles créditos a sus notas.
Validan la utilidad de las redes sociales para sus esfuerzos publicitarios, pero a la hora de hacer creíbles sus informaciones de RRPP, tienen que apelar a los medios tradicionales.
Nadie niega el crecimiento de la comunicación digital. Nadie cuestiona su efectividad para proyectar y segmentar los esfuerzos de comunicación de las empresas y sus productos.
Lo que se cuestiona es que muchos expertos planificadores entiendan que sólo pueden navegar y tener éxito utilizando este recurso, olvidando que hasta en los países supercomunicados y súper avanzados en tecnología, como Estados Unidos, los presupuestos de publicidad son compartidos. Las estrategias contemplan a uno y a otro. De manera que subestimar la publicidad tradicional es un gran error porque ningún medio sustituye a otro, sino que se integran y se complementan.
El crédito de lo digital, en términos noticiosos, siempre está sujeto a duda. Cuando las noticias llegan a las redes sociales siempre se procura comprobar su veracidad en un medio tradicional – versión digital- y eso tiene un valor insustituible en la carrera por construir marca y posicionamientos sólidos.
Pienso que vale la pena hacer reflexiones y reconsideraciones que no menosprecien a nadie a la hora de desarrollar campañas masivas de publicidad. Que se distribuya de manera equitativa la inversión publicitaria tomando en cuenta los argumentos expuestos relacionados con la valoración de los medios y su credibilidad en el mercado.