Como la mayoría de las industrias en el mundo, la publicitaria también ha sido víctima de la terrible crisis económica que ha provocado la pandemia.
Todos los presupuestos se derrumbaron y todas las proyecciones se quedaron en los planes de agencias y anunciantes.
Las facturaciones de las grandes y las pequeñas agencias de publicidad colapsaron e hicieron tambalear su existencia. Muchas cerraron. Otras redujeron su nómina y empezaron a operar con un mínimo de sus recursos humanos.
Lo propio ha sucedido con los medios : sus facturaciones se han debilitado estrepitosamente y han afectado a dueños, empleados y productores. Muchos espacios de televisión han tenido que descontinuar su difusión y muchos medios impresos han tenido que cerrar, digitalizar sus ediciones impresas o achicar sus páginas transformando sus formatos. El desplome editorial y el televisivo ha sido catastrófico.
No obstante, y a pesar de que la mayor colocación en los medios proviene de las agencias publicitarias y por ende heredan consecuentemente todo lo que suceda en éstas, es necesario consignar que la diferencia entre unos y otros descansa en el hecho de que las agencias son orquestadoras de campañas y los medios son receptores de anuncios.
Los medios captan lo mucho o lo poco de toda la industria, haya o no haya crisis; Pero las agencias solo responden por lo que son capaces de captar de sus clientes. Y siempre será más fácil recibir una colocación que vender una campaña. Por tanto, la peor parte de la crisis la han sufrido las agencias.