En el año 2012, Mariano Hernández me invitó a pasar por su estudio de la Ave. Lincoln. Acabábamos de agotar nuestros recursos en un proyecto político sin éxito. Quiero hacerte una sesión de fotos, me dijo. A mi advertencia de No tengo dinero, respondió ¿Quién habló de cuartos? Sabiendo que Mariano necesitaba para mantener ese local y por mi particular convicción de no usar el tiempo ni los recursos de alguien para mis propios fines, acepté apenado porque la gentileza no se desprecia. Ya en el estudio, me narró su propósito de una exposición con rostros pintados por autores plásticos.
Más que satisfacerme, la idea me pareció excelente. Y sonreí.
En silencio, recordé que finalizando los 90 del siglo pasado, como responsable de “Plural”, suplemento del HOY, publiqué y difundí la primera instalación de cuerpos pintados de la que tenía noticia y se conociera en el país. Una artista estadounidense presentó un conjunto de bailarines pintados en la ArtMiami del año. Para dejarlos expuestos, intervino más de veinte maniquíes que distribuyó en su espacio.
Desde entonces, pintores y artistas de Latinoamérica, Europa, Estados Unidos, El Caribe y nacionales la emularon con sus versiones de cuerpos pintados.
Hoy celebro que el Banco de Reservas (BanReservas), a través del Centro Cultural homónimo, acogiera y esté presentando el sueño que Mariano Hernández cifró entonces y en el 2014 comunicó a su cómplice Juampa (José Francisco de Jesús Vásquez Acosta, un carismático partícipe del Carnaval de Santo Domingo y Cotuí).
Constituyeron un “dúo dinámico” y apasionados, determinados y entusiastas abordaron la iniciativa, logrando que 39 pintores y artistas intervinieran pictóricamente el rostro y cuello carnavalesco de Juampa. La exposición fotográfica que documenta el hecho, se aloja en el Centro Cultural Banreservas.
Muestra la cabeza de Juampa intervenida 39 veces, ¡divertida y maravillosa!
En ella resaltan: la pasión y alegría persistentes de Juampa, contagiosa y festiva como adolescente en sus quince; unos autores que abordaron este cometido con fascinada entrega, gentiles y dadivosos y —finalmente— un fotógrafo que, incluso recurriendo a las mismas tomas, diferencia cada fotografía, documentando las intenciones y rasgos de las intervenciones artísticas, resaltando su cromatismo, espíritu festivo y el goce carnavalesco.
Esta muestra fotográfica documenta cómo la cabeza y “cuello” textil de Juampa devinieron lienzos y muros para recibir el gesto y colorido de unos autores disímiles, imposibles de reducir a un concepto diferente que la desinhibida expresión del instante colaborativo, mágico, festivo y contagioso.
Este esfuerzo de los pintores, de Mariano Hernández y Juampa fue “happening” que la fotografía petrifica. Muestra la virtud de un artífice a quien la vitalidad cromática carnavalesca y sus personajes entusiasman e incitan como un primer beso que se olvida para repetirse.
Tales sentimientos transmite la muestra: confabulada y documentada alegría; en 39 “happenings” —término teatral que preferimos al otro, inespecífico: “performance”—, un “teatro de arena” con dos actores y un asistente: Juampa, el pintor y Mariano Hernández, fotógrafo.
Desde el 2014, en los talleres de esos 39 pintores ocurría este ceremonial entusiasta, un “action painting” que Mariano Hernández documenta en sus fotografías. ¡Qué alegría!