El año escolar que concluirá pasado mañana ha sido definido por el ministro de Educación Roberto Fulcar como difícil y complicado, pero al mismo tiempo, innovador y exitoso. Unas palabras contrastadas pero que retratan correctamente las características de un período altamente demandante.
Y es que si bien es cierto que la implementación de la educación a distancia como modelo hibrido que combinó lo virtual con lo análogo supuso un reto cargado de interrogantes, no es menos que lo puesto en práctica permitió salvar el año lectivo y proteger la salud tanto de los estudiantes como de los profesores y del personal administrativo. La incorporación de la televisión, la radio y la Internet como herramientas del proceso de enseñanza aprendizaje fueron un verdadero ejemplo de innovación donde también quedo demostrada la capacidad para producir contenidos audiovisuales de calidad por parte de nuestros realizadores. Todo esto en adición de la reducción de la brecha digital gracias a la entrega gratuita y transparente de miles de dispositivos electrónicos a alumnos y docentes. Vale destacar que pese a las voces agoreras y los intereses afectados, en el año escolar que termina no hubo ninguna interrupción del ciclo educativo y que con firmeza, creatividad y valentía se pudieron sortear todas las dificultades, haciendo lo justo en el momento indicado. Los requerimientos para la enseñanza en tiempos de Covid-19 no tenían precedentes y por tanto la experiencia documentada no existía. En tal sentido, y frente a este variopinto escenario hay que decir que el Ministerio de Educación y su ministro Fulcar pasaron con buenas notas unos “exámenes” difíciles.
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