El pasado viernes el presidente Luis Abinader pidió a su homologo norteamericano Joe Biden que no permitiera que el proceso de ensayos a que están siendo sometidas las vacunas AstraZeneca en esa nación, demore la entrega de un lote de más de un millón de dosis que está pendiente de entrega a República Dominicana.
La AstraZeneca, nombre de la empresa farmacéutica británica fabricante de la vacuna AZD12220, pero desarrollada en conjunto con la universidad estadounidense de Oxford y con la cual el gobierno dominicano anunció un acuerdo para la adquisición de diez millones inoculaciones a un costo de 40 millones de dólares.
En tal virtud, la petición de Abinader, hecha vía tuit , lo que es decir con copia al mundo, constituye una acción de gran responsabilidad y valentía que reafirma su compromiso de hacer lo que haya que hacer para lograr que en el país se pueda vacunar a la población. Para nadie es un secreto que al igual como aconteció hace un año cuando empezó la pandemia ,y que obtener mascarillas, guantes, higienizantes y trajes de bioseguridad era una odisea por la desigual competencia de las naciones grandes contra las pequeñas, conseguir los despachos de las vacunas es una especie de batalla campal.
De ahí la trascendencia no solo de la comunicación, sino de la manera utilizada, ya que la misma es coherente con el reclamo de mayor solidaridad de las grandes potencias externado por Luis el pasado 15 de febrero en la víspera del inicio del plan de vacunación, que pese a las adversidades e imprevistos, ya ha vacunado a mas de 600 mil personas
