Lenin daba por segura una revolución en Alemania en 1918. Mandó a Trotski a negociar con los alemanes, con diálogos eternos, ganando tiempo, esperando la revolución. Los alemanes pusieron su ultimátum: o los bolcheviques firmaban o los invadían. El 3 de marzo de 1918 Rusia firmó el acuerdo de paz de Brest – Litovsk con los alemanes. Rusia perdía enormes extensiones de su territorio, entre otras: Finlandia, Polonia, Estonia, Livonia, Lituania, Besarabia que ahora serían explotadas por Alemania y Austria.
Entre el 16 y el 17 de julio de 1918, la familia real fue asesinada en su totalidad. Mark Almond recogió esta interpretación: “la ejecución de la familia real era necesaria no solo para atemorizar, horrorizar y desanimar al enemigo, sino en orden a sacudir a nuestras propias filas, y mostrarles que no había marcha atrás, que la completa victoria o derrota quedan delante de nosotros.” (1996: 128).
Pareciera acercarse la revolución en Alemania. El 30 octubre, 1918 Guillermo II Hohenzollern fue derrocado. El 7 de noviembre estallaba en Berlín una insurrección organizada por los comunistas; fueron reprimidos por el Ejército y el Freikorps, soldados desmovilizados pagados por banqueros e industriales. R. Luxemburgo y K. Liebknecht fueron torturados y asesinados.
Los bolcheviques enfrentaron dos amenazas. Internacionalmente, en 1919, los aliados atacaron a la Rusia bolcheviques por doquier. Dentro de Rusia, enfrentaron a varios ejércitos rivales. Gracias a Trotski, a las líneas internas de comunicación y el heroísmo de soldados, obreros y campesinos vencieron en una guerra civil que duró de 1918 a 1921.
Para derrotar a los enemigos internos, los bolcheviques organizaron desde diciembre de 1917 la llamada checa (de sus iniciales en ruso), una comisión extraordinaria para liquidar sin límite legal alguno todo “contrarrevolucionario”. Desde 1921 se apoyaban en las Tropas para la Defensa Interna de la República cuyo objetivo era suprimir cualquier rebelión por parte de trabajadores o campesinos, motines y deserciones en el Ejército Rojo. En la dirección de la checa participaron eseristas de izquierda, pero luego de un atentado contra Lenin en 1918 fueron expulsados. A la checa le han puesto varios collares, pero ladra igual. El actual presidente ruso, Putin fue agente de los servicios de seguridad. Gobernó 1999 – 2008 y desde el 2012 vuelve y vuelve. Varios de sus críticos, o han muerto en circunstancias extrañas, o están presos.