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Hay en Londres un monumento que me llam\u00f3 mucho la atenci\u00f3n. En \u00e9l nunca faltan flores. Se trata de un memorial \u2013 inaugurado hace s\u00f3lo siete a\u00f1os por la reina Isabel II\u2013 en recuerdo de los 54.574 tripulantes de bombarderos brit\u00e1nicos que murieron atacando Alemania durante la Segunda Guerra Mundial. El lugar es conmovedor, pues muestra a siete figuras de bronce de aviadores vestidos con ropa de vuelo, de tama\u00f1o algo mayor que el natural, en unas actitudes serenas y muy dignas. Se trata de hombres muertos de verdad, piensa uno cuando los ve. Se ve que realmente lo est\u00e1n. Parecen fantasmas melanc\u00f3licos.<\/p>\n
El monumento se encuentra junto a la entrada oeste de Green Park, cerca de la casa de Wellington, y merece la pena echarle un vistazo. Sobre todo porque muestra, entre otras cosas, la ausencia de complejos hist\u00f3ricos brit\u00e1nica. Esos aviadores murieron mientras bombardeaban Alemania, causando centenares de miles de v\u00edctimas: s\u00f3lo en Dresde, que fue arrasada por completo, murieron 25.000 personas. Sin embargo, la idea pretende quedar por encima del horror: combat\u00edan por su patria, cumpl\u00edan su deber y cayeron como h\u00e9roes. Punto. El resto puede \u2013y naturalmente, debe\u2013 discutirse en otros lugares, pero all\u00ed s\u00f3lo se trata de honrar a hombres valientes. A h\u00e9roes de guerra.<\/p>\n
Casualmente, y as\u00ed son las cosas de la vida, estuve ante ese monumento cuando al otro lado del Atl\u00e1ntico, en Buenos Aires, dos veteranos pilotos argentinos supervivientes de los ataques a\u00e9reos contra la flota brit\u00e1nica en 1982 eran insultados por contar su experiencia en un colegio de la ciudad. Hab\u00edan sido llamados a dar una charla y se llen\u00f3 el aula; pero, en cuanto abrieron la boca, dos alumnos y un adulto sacaron a relucir los 30.000 desaparecidos de la represi\u00f3n y la infame maniobra que fue Malvinas para el r\u00e9gimen militar: ciertos ambos extremos, sobre los que, con toda raz\u00f3n, mucho se ha debatido y se debate en Argentina; pero sin ninguna relaci\u00f3n con el motivo de la charla, pues los dos pilotos, que cuando la guerra ten\u00edan veintipocos a\u00f1os, hab\u00edan sido invitados por el centro escolar para que hablasen de los combates a\u00e9reos que protagonizaron, de los compa\u00f1eros derribados mientras atacaban a los barcos ingleses, del sacrificio suicida de aquellos j\u00f3venes que, volando con sus Skyhawk al l\u00edmite de las reservas de combustible, a diez metros sobre el mar y con las salpicaduras de las olas en los parabrisas, se metieron entre la implacable defensa a\u00e9rea enemiga y murieron sin rechistar, sencillamente, cumpliendo con su deber y con su oficio.<\/p>\n
No les dejaron ni contarlo. Con la aprobaci\u00f3n y aplausos de alumnos y padres de ambos sexos, los dos j\u00f3venes y el adulto \u2013tal vez un padre, quiz\u00e1s un espont\u00e1neo\u2013 centraron sus preguntas y comentarios exclusivamente sobre la dictadura militar, reprochando a los dos veteranos que hubieran ido all\u00ed a hablar de otra cosa. Respondieron \u00e9stos que s\u00f3lo pretend\u00edan narrar aquello para lo que se les hab\u00eda invitado: la actuaci\u00f3n de los pilotos argentinos en la guerra; pero fueron acallados por el abucheo, hasta el punto de que las autoridades del colegio, acobardadas, suspendieron el acto. Al d\u00eda siguiente, 352 padres y madres de los estudiantes firmaron un documento protestando porque los dos veteranos hubiesen pretendido hablar de pilotos y aviones y no de represores y asesinos. Y eso fue todo.<\/p>\n
Supongo que ustedes, como yo mismo, tendr\u00e1n sus opiniones sobre el asunto. Sobre si un hombre o una mujer valientes, un h\u00e9roe de guerra que lo es bajo un r\u00e9gimen nefasto o perverso pierde su condici\u00f3n de tal o la conserva. Si debe ir por la vida con la cabeza alta o esconderse en un agujero. Si, por traer aqu\u00ed la cosa, tan admirable era un soldado republicano atacando bajo el fuego en Belchite o Brunete como los soldados franquistas que se defend\u00edan como tigres al otro lado. Y, bueno. Yo s\u00e9 lo que pienso, y cada cual tendr\u00e1 su propia respuesta. Tambi\u00e9n, como contaba al principio de este art\u00edculo, los brit\u00e1nicos tienen la suya. Los he visto expresarla en un conocido video del ataque a\u00e9reo a sus barcos en Malvinas, cuando un piloto argentino, volando imp\u00e1vido a ras del agua con su Skyhawk entre el intenso fuego antia\u00e9reo, se eleva un poco para lanzar sus bombas y pasa rozando el palo de la fragata desde la que le disparan; y en otro barco cercano, desde el que est\u00e1n grabando la escena, se escuchan los gritos de admiraci\u00f3n y los aplausos de los marinos ingleses.<\/p>\n<\/p><\/div>\n