{"id":19862,"date":"2021-09-19T11:34:03","date_gmt":"2021-09-19T15:34:03","guid":{"rendered":"https:\/\/prensaxtremard.com\/nacional\/memorias-un-aniversario-desabrido\/"},"modified":"2021-09-19T11:34:04","modified_gmt":"2021-09-19T15:34:04","slug":"memorias-un-aniversario-desabrido","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/prensaxtremard.com\/nacional\/memorias-un-aniversario-desabrido\/","title":{"rendered":"Memorias – Un aniversario desabrido"},"content":{"rendered":"
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Llegamos de manera casi inadvertida al aniversario de los dos siglos de la independencia centroamericana. Los fastos oficiales son escasos, y los gobiernos de las antiguas provincias que un d\u00eda constituyeron la rep\u00fablica federal no han programado ni los tradicionales juegos pirot\u00e9cnicos para la magna fecha del 15 de septiembre, ni vistosos desfiles militares.<\/p>\n

Es un silencio que alcanza a\u00fan al \u00e1mbito acad\u00e9mico, con muy escasos debates acerca de lo que ha sido nuestra historia desde aquella fecha, y lo que esperamos del futuro. Qu\u00e9 lecciones hemos sacado del pasado, d\u00f3nde nos hallamos hoy d\u00eda, y hacia d\u00f3nde nos dirigimos.<\/p>\n

Podr\u00eda pensarse que esta inadvertencia tiene que ver con los tiempos dif\u00edciles que vivimos, enfrentando el desasosiego que ha tra\u00eddo consigo la pandemia, y cuyos graves riesgos, que interrumpen la convivencia social y el trabajo, y por tanto atrasan la econom\u00eda, no dan tiempo para mucho m\u00e1s.<\/p>\n

Pero los presidentes de los pa\u00edses centroamericanos ni siquiera se ver\u00e1n las caras, seg\u00fan parece, a\u00fan en un encuentro ceremonial a distancia; si a\u00fan no han podido ponerse de acuerdo en nombrar un nuevo secretario general del SIECA, el organismo regional de integraci\u00f3n es porque hay desavenencias, algunas de fondo, que afectan a\u00fan a los actos protocolarios. No esperemos, por tanto, grandes declaraciones oficiales, que en todo caso ser\u00edan las mismas de siempre, envueltas en ret\u00f3rica de ocasi\u00f3n.<\/p>\n

La independencia de las provincias de Centroam\u00e9rica, proclamada en 1821 en Guatemala, entonces sede de la Capitan\u00eda General, cay\u00f3 como una fruta madura despu\u00e9s que en los otros pa\u00edses latinoamericanos culminaban, o estaban por culminar, las grandes epopeyas libertadoras. Y quienes la proclamaron corrieron de inmediato a anexar a la reci\u00e9n independizada Centroam\u00e9rica, que inclu\u00eda entonces a Chiapas, al imperio mexicano de Agust\u00edn de Iturbide, que no tard\u00f3 en fracasar.<\/p>\n

Seg\u00fan se consign\u00f3 en el acta misma, la independencia se declaraba \u201cpara prevenir las consecuencias, que ser\u00edan temibles en el caso de que la proclamase de hecho el mismo pueblo\u201d. M\u00e1s claro no canta un gallo. Desde entonces aprendimos la regla de oro de que entre nosotros todo cambia para que no cambie nada, seg\u00fan la regla gatopardeana, como lo hemos seguido presenciando a lo largo de estos dos siglos. En lugar de pr\u00f3ceres y revolucionarios, lo que hemos tenido casi siempre son ilusionistas de oficio.<\/p>\n

Llegados a este punto, lo primero que se precisar\u00eda es un balance de la democracia tras estos doscientos a\u00f1os de vida independiente. Al romperse con el molde colonial regido por la corona espa\u00f1ola, lo que se escribi\u00f3 en las constituciones fue un credo de libertad cimentado en los grandes ejemplos que a comienzos del siglo diecinueve estaban a la vista: las ideas de la ilustraci\u00f3n, la revoluci\u00f3n francesa, y el acta de independencia de Estados Unidos.<\/p>\n

Si un denominador com\u00fan hab\u00eda en las proclamas liberales, era la convicci\u00f3n de que todos los caminos de regreso hacia el autoritarismo mon\u00e1rquico quedaban cerrados, y el ideal era la formaci\u00f3n de una rep\u00fablica federal cimentada en las formas democr\u00e1ticas de gobierno, independencia de poderes y elecci\u00f3n libre de autoridades.<\/p>\n

Este modelo pol\u00edtico se hab\u00eda vuelto insoslayable para quienes dieron la lucha libertaria en el continente americano, de Bol\u00edvar, a Sucre, a San Mart\u00edn; y al general Francisco Moraz\u00e1n, quien, una vez lograda la independencia de Centroam\u00e9rica pele\u00f3 por la sobrevivencia de la rep\u00fablica federal, aquel proyecto finalmente frustrado tras largos a\u00f1os de guerras civiles le cost\u00f3 la vida. La historia independiente de Centroam\u00e9rica parte as\u00ed de un gran fracaso, el de la rep\u00fablica federal. Los cinco pa\u00edses estaban marcados por las inquinas entre caudillos, y el provincianismo m\u00e1s cerril pugnaba por la dispersi\u00f3n. Estar unidos o separados se volvi\u00f3, por desgracia, un asunto de divisas pol\u00edticas: los liberales eran los federalistas, y los conservadores los localistas, con la a\u00f1oranza de la autoridad mon\u00e1rquica. Y entonces la uni\u00f3n centroamericana pas\u00f3 a ser un asunto militar, que deb\u00eda dilucidarse por medio de las guerras. Y as\u00ed siguieron fracasando estos pa\u00edses, ya sueltos, entre el acoso de las grandes potencias coloniales e imperiales.<\/p>\n

M\u00e1s tarde, ya en el siglo veinte, el siglo de las dictaduras bananeras, el asunto de la unidad pol\u00edtica se volvi\u00f3 una mofa. Cuando al viejo Somoza le preguntaban por la uni\u00f3n centroamericana, respond\u00eda con todo cinismo que su renuncia a la presidencia estaba a la orden para facilitar esa uni\u00f3n. Un p\u00edcaro, que igual que sus cong\u00e9neres vecinos, ofrec\u00eda lo que sab\u00eda no estaba en riesgo, su propio poder, porque la unidad no era sino una proclama vac\u00eda. Hab\u00eda llegado a ser un sainete.<\/p>\n

Centroam\u00e9rica tiene un territorio conjunto de m\u00e1s de medio mill\u00f3n de kil\u00f3metros cuadrados, con una poblaci\u00f3n de 50 millones de habitantes, inmensamente joven. Se trata de un gran pa\u00eds, visto en su conjunto, y, por tanto, de un gran mercado potencial. El Tratado de Integraci\u00f3n Econ\u00f3mica de 1960, fue un intento, cada vez m\u00e1s maltrecho.<\/p>\n

Pero lo que m\u00e1s agobia a Centroam\u00e9rica, ya entrado el siglo veintiuno, es la persistente debilidad de sus instituciones, carcomidas por el autoritarismo, que sigue tan campante como en el siglo diecinueve, cuando los caudillos armados en guerra no quer\u00edan bajarse del caballo, ni tampoco de las sillas presidenciales, que matriculaban como suyas para siempre.<\/p>\n

Unas instituciones carcomidas por la corrupci\u00f3n, que contribuye al descr\u00e9dito de la democracia, bajo la amenaza permanente del narcotr\u00e1fico que se cuela en las esferas m\u00e1s altas del poder, en el sistema de justicia y en el aparato de seguridad p\u00fablica. La poblaci\u00f3n joven de Centroam\u00e9rica, que es mayoritaria, est\u00e1 llamada a hacerse cargo sin demora de revisar el pasado que nos frena, con sus r\u00e9moras antidemocr\u00e1ticas y excluyentes, y sus ego\u00edsmos y perversidades, para abrir el camino hacia el futuro com\u00fan. Las oportunidades en este siglo veintiuno en el que nos adentramos ser\u00e1n de conjunto para los pa\u00edses centroamericanos, y no las habr\u00e1 para peque\u00f1as parcelas aisladas, que no son viables por s\u00ed mismas. Y sin democracia, sin instituciones cre\u00edbles, no vamos a ning\u00fan lado.<\/p>\n<\/p><\/div>\n