{"id":19024,"date":"2021-09-05T06:51:59","date_gmt":"2021-09-05T10:51:59","guid":{"rendered":"https:\/\/prensaxtremard.com\/nacional\/narrativa-la-novela-en-carne-viva\/"},"modified":"2021-09-05T06:51:59","modified_gmt":"2021-09-05T10:51:59","slug":"narrativa-la-novela-en-carne-viva","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/prensaxtremard.com\/nacional\/narrativa-la-novela-en-carne-viva\/","title":{"rendered":"Narrativa – La novela en carne viva"},"content":{"rendered":"

<\/p>\n

\n

Entre las reglas de novelar que m\u00e1s he respetado a lo largo de mi carrera de escritor est\u00e1 aquella que manda alejarse de los acontecimientos y de los personajes hasta lograr una especie de neutralidad. Nunca comprometerse, no tomar partido. Quiz\u00e1s los asomos de fracaso que uno encuentra en la novela de denuncia que se escribi\u00f3 en Am\u00e9rica Latina en la primera mitad del siglo, est\u00e1 precisamente en que esa denuncia no s\u00f3lo se vuelve demasiado obvia, sino que se reviste de ret\u00f3rica, que llega hasta la imprecaci\u00f3n discursiva en contra de las desigualdades e injusticias.<\/p>\n

Es por eso mismo que el lector siente que en una novela como El mundo es ancho y ajeno, de Ciro Alegr\u00eda, sobran muchas p\u00e1ginas dedicadas al discurso de protesta, y cuyo sitio se encuentra mejor fuera de la trama que se intenta llevar adelante, y a la que m\u00e1s bien pone pies de plomo. O cuando un gran poeta como C\u00e9sar Vallejo se queda en el panfleto cuando intenta la novela El tungsteno, y se aleja de la riqueza verbal, y del misterio de puertas secretas de sus poemas.<\/p>\n

La intenci\u00f3n deliberada de que la obra de ficci\u00f3n funcione como veh\u00edculo de propaganda pol\u00edtica resulta condenada de antemano, porque la novela es el instrumento menos adecuado para esa tarea que se convierte en pat\u00e9tica, ahogada por la obviedad, que es enemiga mortal de la complejidad, y el discurso narrativo arriesga a volverse infantil, por su simpleza did\u00e1ctica. Cuando se leen las memorias de M\u00e1ximo Gorki, que son en muchos sentidos entra\u00f1ables, y se las compara con su novela La madre, que se convirti\u00f3 en una especie de manual del realismo socialista, hallar\u00e1 cu\u00e1les son esas diferencias, y donde se hallan los excesos, y las carencias.<\/p>\n

La neutralidad que el novelista busca para no perder las puertas de acceso a la complejidad de sus personajes, en los que campean las contradicciones que son propias de la condici\u00f3n humana, nada tiene que ver con su posici\u00f3n \u00e9tica, que se convierte en una especie de piloto autom\u00e1tico que est\u00e1 siempre presente p\u00e1gina tras\u00a0p\u00e1gina, haci\u00e9ndose invisible.<\/p>\n

Esa invisibilidad siempre presente de las convicciones, que gu\u00eda la mano del que escribe, es la que hace que la sensibilidad de conciencia se convierta en un instrumento que ilumina la escritura en lugar de arruinarla. En Humillados y ofendidos de Dostoyevski no hay una sola palabra de denuncia,\u00a0y es una novela reveladora como pocas del poder que en la escritura llega a tener la injusticia, tan metida en las entretelas de la condici\u00f3n humana, y tan contraria a la bondad. Peor en una novela de verdad los buenos nunca son de una sola pieza, ni los malos tampoco.<\/p>\n

Me he hecho todas estas reflexiones cuando me puse a escribir mi \u00faltima novela, que est\u00e1 ahora llegando a las librer\u00edas, Tongolele no sab\u00eda bailar, la tercera de un ciclo al que pertenecen El cielo llora por m\u00ed y Ya nadie llora por m\u00ed, que tienen como personaje al inspector Dolores Morales. No voy a referirme a ella como novelas policiacas, o novelas negras, que en un sentido lo son, sino como novelas que exploran la realidad inmediata de Nicaragua.<\/p>\n

Y aqu\u00ed en lo de realidad inmediata es que uno comienza a cuidarse de los riesgos. Cuando he hablado de tomar distancia, esa distancia tiene que ver tambi\u00e9n con la inmediatez de los escenarios, porque es m\u00e1s f\u00e1cil comprometerse con aquellos que son m\u00e1s cercanos en el tiempo, o son contempor\u00e1neos. Los juicios se enfr\u00edan mejor en la medida que los hechos se alejan m\u00e1s hacia el pasado, y pueden juzgarse con menos pasi\u00f3n, y con menos riesgos de tomar partido.<\/p>\n

Peor hay ocasiones en que vale la pena tomar los riesgos, y acercarse al fuego sabiendo que se puede resultar quemado. En esta novela, las circunstancias ponen al inspector Morales dentro de los acontecimientos que se desarrollan en Nicaragua a partir del mes de abril del 2018, hace apenas tres a\u00f1os, cuando se inicia una despiada represi\u00f3n que deja como saldo la muerte de m\u00e1s de 400 v\u00edctimas, j\u00f3venes y adolescentes en su inmensa mayor\u00eda.<\/p>\n

Peor no se trata de denunciar en la novela estos hechos que est\u00e1n suficientemente denunciados, sino de introducir a los personajes en el entramado de la represi\u00f3n, como si se movieran en una escenograf\u00eda a\u00fan sin terminar, porque la historia verdadera sobre la cual se montan las historias ficticias que se cuentan en la novela, a\u00fan sigue en movimiento, a\u00fan no tiene desenlaces.<\/p>\n

Y esto es parte del reto del novelista. Introducirse en una escenario inacabado, como est\u00e1 obligado a hacerlo un cronista de hechos reales que no puede sentarse a esperar que los hechos se alejan en el tiempo para tomar distancia de ellos, En ese sentido, Tongolele no sab\u00eda bailar es tambi\u00e9n una cr\u00f3nica de los hechos esenciales que marcaron ese a\u00f1o de 2018, porque todos ellos se convierten en episodios narrativos: los francotiradores cazando muchachos con rifles Dragunov desde el techo de un estadio de beisbol; el incendio de una f\u00e1brica de colchones que era tambi\u00e9n vivienda de la familia propietaria, y donde todos, adultos y ni\u00f1os, murieron entre las llamas; el asalto de paramilitares a la iglesia de la Divina Misericordia en Managua.<\/p>\n

Tongolele es el apodo del jefe de sicarios al que se enfrenta el inspector Morales. Le dicen as\u00ed porque el mech\u00f3n blanco de su pelo recuerda al de la bailarina que hizo \u00e9poca en la edad de oro del cine cabaretero mexicano. Igual que el inspector Morales, viene de la tradici\u00f3n guerrillera, y fue combatiente en la lucha para derrocar a la tiran\u00eda de Somoza, pero ahora sus caminos se han separado y deben enfrentarse subidos a ese escenario donde la historia a\u00fan no ha dicho la \u00faltima palabra, y no se sabe si al fin terminan triunfando los buenos, o seguir\u00e1n reinando los malos…<\/p>\n<\/p><\/div>\n