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\u00a1<\/strong>Abajo la tristeza y la melancol\u00eda! \u00a1Pa\u2019 fue\u00adra la bilis amarga y el pesimismo! La vi\u00adda hay que verla co\u00adlor esperanza.<\/p>\n \u00bfPara qu\u00e9 vives? Estamos condenados a ser felices. \u00a1Fe\u00adliz condena! Desde que esta\u00admos en el vientre de nuestras madres buscamos la felici\u00addad.<\/p>\n Afirmar que vivimos para ser felices, parece ser la co\u00adsa m\u00e1s clara del mundo; sin embargo, da la impresi\u00f3n de que no estamos convencidos de eso, sino de lo contrario.<\/p>\n Inventamos formas de ro\u00adbarnos la felicidad, a trav\u00e9s de comportamientos de re\u00adchazo de nuestra propia per\u00adsona y de los dem\u00e1s.<\/p>\n Hoy nos comprometemos a hacer de la alegr\u00eda la t\u00f3nica permanente en nuestra vida. Estar alegres es sentirnos fe\u00adlices; esto es fruto de sereni\u00addad y paz, de profunda satis\u00adfacci\u00f3n interior. Esa alegr\u00eda que nace desde dentro nos permite dar lo mejor de no\u00adsotros, saludar con amor a los dem\u00e1s, desearles bue\u00adnos d\u00edas, buenas tardes, son\u00adre\u00edrles, manifestando que su presencia nos agrada.<\/p>\n La alegr\u00eda interior genera relaciones que permiten ubi\u00adcarnos en este mundo con el firme prop\u00f3sito de ser feli\u00adces: creando ayuda mutua, concordia, buenas relacio\u00adnes. La alegr\u00eda debe ser parte esencial de nuestro proyecto de vida.<\/p>\n Ya lo dec\u00eda Don Bosco: \u201cTristeza y melancol\u00eda, fue\u00adra de la casa m\u00eda.\u201d Al mismo tiempo reconoc\u00eda que cuan\u00addo un joven est\u00e1 triste es por\u00adque est\u00e1 enfermo del cuerpo o del alma.<\/p>\n Pero ni siquiera la enfer\u00admedad del cuerpo debe ale\u00adjar la alegr\u00eda profunda que nace de un alma en paz con\u00adsigo misma, con los dem\u00e1s y con Dios. He visitado mu\u00adcha gente enferma que me ha dado una tremenda \u201cpela de calz\u00f3n quitao\u201d con su ac\u00adtitud de serenidad y alegr\u00eda, a pesar del cuadro dif\u00edcil de enfermedad por el que atra\u00advesaban.<\/p>\n Para Don Bosco, incluso, la santidad consiste en es\u00adtar siempre alegres. Natu\u00adralmente no se trata de la \u201calegr\u00eda\u201d que es fruto de una chercha cualquiera, de la in\u00adgesta de potes de romo o de cualquiera vagabunder\u00eda o parranda sin control.<\/p>\n La alegr\u00eda de que hablaba Don Bosco era aquella que Francisco de As\u00eds vivi\u00f3 y de\u00adj\u00f3 en testamento a su familia espiritual: la santa alegr\u00eda. Es aquella que tiene su origen en Dios, que es amor; la que nace de la armon\u00eda interior de la persona, se irradia ha\u00adcia los dem\u00e1s y se manifies\u00adta en el respeto y cuidado del medio ambiente.<\/p>\n Quien est\u00e1 alegre de ver\u00addad testimonia que tiene a Dios en su coraz\u00f3n y lo comunica con su actitud, creando un clima humano agradable. Esa es nuestra ta\u00adrea: ser felices y hacer felices a los dem\u00e1s.<\/p>\n Respira hondo, ll\u00e9nate de paz interior, d\u00e9jate de \u201c\u00f1e, \u00f1e\u00f1e\u201d, y haz que la alegr\u00eda sea la t\u00f3nica de tu vida, para que seas feliz.<\/p>\n<\/p><\/div>\n