{"id":12550,"date":"2021-03-23T07:13:41","date_gmt":"2021-03-23T11:13:41","guid":{"rendered":"https:\/\/prensaxtremard.com\/nacional\/el-bulevar-de-la-vida-cronicanto-al-optimismo\/"},"modified":"2021-03-23T07:13:41","modified_gmt":"2021-03-23T11:13:41","slug":"el-bulevar-de-la-vida-cronicanto-al-optimismo","status":"publish","type":"post","link":"https:\/\/prensaxtremard.com\/nacional\/el-bulevar-de-la-vida-cronicanto-al-optimismo\/","title":{"rendered":"EL BULEVAR DE LA VIDA – Cronicanto al optimismo"},"content":{"rendered":"


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\u00a0Nos ocurre en muchos temas, el amor por la Zona Colonial, por ejemplo.<\/p>\n

Personalmente, siempre me ha llamado la atenci\u00f3n, la forma en la que los extranje\u00adros, observan y disfrutan de nuestra Zona Colonial.<\/p>\n

En cambio, los dominicanos, en nuestra aparente pos\u00admodernidad de bares caros y modelos buenonas, no la sentimos tan nuestra.<\/p>\n

Nos encanta tomar capuchinos en el Village de New York, pasear por La Castellana en los veranos de Madrid o creernos capaces de inventar el amor en los bulevares de Par\u00eds, pero de \u201cEl Conde\u201d nada, del Parque Col\u00f3n tampo\u00adco; eso es cosa de turistas y muchachas que \u201cse buscan la vida\u201d, como si las call girls de los bares de vitrina del pol\u00ed\u00adgono central se buscaran la muerte.<\/p>\n

No amamos la ciudad porque es nuestra, que es una triste forma de no amarnos a nosotros mismos, lo que es tan grave como la corrupci\u00f3n o la inseguridad ciudadana.<\/p>\n

Los dominicanos heredamos una enfermiza vocaci\u00f3n para el pesimismo, que nos impide admitir nuestros avan\u00adces.<\/p>\n

Desde Am\u00e9rico Lugo o Jos\u00e9 Ram\u00f3n L\u00f3pez, hasta ayer como a las cinco, ha sido as\u00ed.<\/p>\n

Ahora ha tocado el turno al desempe\u00f1o de nuestras pa\u00adsadas y actuales autoridades en el enfrentamiento del Co\u00adronavirus, donde encontramos que un estudio del NYT pronostica que para 2021, solo cuatro pa\u00edses de Am\u00e9rica completar\u00e1n el proceso de vacunaci\u00f3n de todos sus ciuda\u00addanos, y el nuestro es uno de ellos.<\/p>\n

Y digo m\u00e1s: Por a\u00f1os hemos disfrutado de estabilidad macroecon\u00f3mica, con un aumento hist\u00f3rico en nuestro ingreso per c\u00e1pita, baja inflaci\u00f3n, envidiable estabilidad cambiaria, y una disminuci\u00f3n importante -aunque insu\u00adficiente- de la pobreza y la desigualdad, muy por encima del promedio latinoamericano.<\/p>\n

Estos y otros datos son confirmados por organismos in\u00adternacionales, y aparecen en el informe sobre la econom\u00eda dominicana elaborado por la oficina de consultor\u00eda estra\u00adt\u00e9gica global McKinsey and Company; pero resulta que ni a\u00fan as\u00ed somos capaces los dominicanos de reconocernos en nuestros avances, sin olvidar, -por supuesto-, nuestros grandes desaf\u00edos, aplazamientos irresponsables y tareas pendientes.<\/p>\n

Entonces, es tiempo ya de que el ciudadano de a pie, Juancito P\u00e9rez Vidal, alias Tito, asuma que su pa\u00eds avanza -en su liga de naci\u00f3n de mediano desarrollo-, pero avan\u00adza; y que los profetas del desastre -que dec\u00eda don Juan Bosch- se consuman en su salsa de negaci\u00f3n o exageracio\u00adnes con ITBIS, seg\u00fan est\u00e9n en el poder o en la oposici\u00f3n.<\/p>\n<\/p><\/div>\n