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Juan F. Puello Herrera<\/b><\/p>\n El discurso pronunciado por Roose\u00advelt Comarazamy al recibir el galar\u00add\u00f3n \u201cAlbelardo Raide en reconoci\u00admiento a su labor en la prensa tanto escrita, radial y televisiva, equivale una exposici\u00f3n de ideas bien hilvanadas, escri\u00adtas en un lenguaje llano, cumpliendo al pie de la letra con las normas ortogr\u00e1ficas y gramaticales.<\/p>\n Las palabras pronunciadas por Roosevelt en ese reconocimiento vale parangonarlas con el vocablo in tempo utilizado para hacer referencia al tiempo musical en que es ejecutada una obra de m\u00fasica. En este caso el t\u00e9rmino tempo se rela\u00adciona con su estilo que permite apreciar el tiem\u00adpo justo y los elementos esenciales que debe con\u00adtener un escrito que permita apreciar a aquellos que lo interpretan atender m\u00e1s a la intenci\u00f3n o sea el esp\u00edritu, que al sentido literal de las pala\u00adbras.<\/p>\n Los talentos vienen a ser como los dones de la vida, es aquello que somos y que podemos con\u00adsiderarlos como una fortuna, es como nos dice Henri-Fr\u00e9d\u00e9ric Amiel en su Diario \u00edntimo que ha\u00adcer con soltura lo que es dif\u00edcil a los dem\u00e1s, he ah\u00ed la se\u00f1al del talento.<\/p>\n Desde esa perspectiva, cuando se goza un ta\u00adlento hay que revestirse de una transcenden\u00adte capacidad de que otros sepan aprovechar ese don, que en definitiva es lo que ha hecho Roose\u00advelt Comarazamy dando a conocer su val\u00eda y a su vez reflejando un amor a la verdad.<\/p>\n De esta manera, en un medio en que lo vulgar y anodino se mezclan en una inepta concepci\u00f3n del arte de comunicar las ideas surge de esas os\u00adcuras acciones que impelen a la mendicidad in\u00adtelectual, un talento no improvisado, que tiene nombre y apellido.<\/p>\n<\/p><\/div>\n