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Juan F. Puello Herrera<\/b><\/p>\n En el m\u00e1s espec\u00edfico sentido religioso una verdadera conversi\u00f3n significa cambiar de vida, tomar un rumbo diferente, en palabras llanas cuando alguien mediante un acto de la inteligencia iluminada por la gracia toma la decisi\u00f3n de realizar la voluntad de Dios y no la propia.<\/p>\n Sin embargo, cuando una persona utiliza la mentira para aparentar ante los dem\u00e1s que es sensible, bondadoso y generoso escondiendo bajo una falsa humildad toda la maldad que lleva dentro se cae en una doble moral o falta de autenticidad.<\/p>\n Entonces, la humildad consiste en reconocernos ante Dios con la verdad en nuestro coraz\u00f3n, saliendo de la temporalidad y renunciando a una existencia cotidiana, rutinaria y trivial.<\/p>\n En todo esto, debe considerarse que la \u201cesencia de la conciencia es la existencia\u201d, esto es, un convertirse que se percibe cuando en una especie de desdoblamiento de la personalidad se descubre la \u201crealidad m\u00e1s \u00edntima, que somos existiendo en conflicto\u201d.<\/p>\n Debemos tener cuidado como dice Unamuno que nuestras l\u00e1grimas no sean teatrales, porque al Se\u00f1or nadie puede enga\u00f1arlo, pidiendo siempre que nos de la sencillez, y a no representar la comedia de la conversi\u00f3n, ni hacerla para espect\u00e1culo, sino para uno.<\/p>\n<\/p><\/div>\n