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política y cultura – La complejidad del berenjenal histórico

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La celebración de un nuevo año implica en todas partes del mundo una especie de rito y compromiso. Cambiar la vida como una apuesta, como un deseo. Una propuesta para ser distintos.

En ese anhelo se nos va la vida entera. La nomenclatura  del tiempo  familiar, social e histórico, recupera todos los sueños agrietados por las diversas culturas, que les impregnan su geografía, su edad geológica, su pasado hendido, sus fuegos artificiales.  Pero  no dejamos de soñar.

En el sueño caben todas las apuestas de eternidad. La fe es una aventura  infinita e invencible. Quienes la asumen en su vaciedad existencial cambian de súbito el entramado absurdo de vivir  sin destino, más allá de los límites temporales del mundo injusto.

Se trata de una celebración ritual donde la humanidad fragmentada coloca sus quimeras. Hay en esa pretensión  una luz de bengala,  que alberga en su luminosidad, todas las posibilidades  y propuestas de futuro.

Siendo la vida en su esencia una generosa expresión  de amor, examinamos sin embargo en ella, la complejidad y la engorrosa  definición de objetivos condicionados desde el primer portón geográfico, donde asoman las culturas, sus peculiaridades concretas. Basta buscar en los períodos datados de los archivos antiquísimos  de la presencia laboral humana, los sujetos  presente de la violencia y el despojo como contribuyentes efectivos de su disgregación y  confusión profusa. 

Cada nuevo año es factible de  empeño y compromiso de cambios que promuevan  un nuevo sentido de la aventura existencial, que impregnen un perfil trascendente  en su comportamiento dentro del conglomerado humano. No hay ninguna matanza de seres humanos en la historia cíclica que pueda sostenerse como absolutamente necesaria.

La obsesión como construcción del pensamiento ha sido cónsona en todos los imperios y doctrinas del pasado y de  la contemporaneidad. La decepción primaria del sujeto histórico esta imbricada  como bien absoluto en las fases de su temporalidad relativa. Este  asunto secular distribuido entre las creencias y mandatos de Poder, corroe en su tránsito delirante la  conformación de la psiquis humana, investida de mandatos absolutos de dominio, donde afloran las misiones predestinadas de reyes y príncipes.  

Los diversos ciclos económicos y el estallido del mundo virtual  como una burbuja  invencible, han logrado desactivar procesos tradicionales de la economía  y la cultura humana, en cuya volatilidad acumulativa, se cimentaban hasta ahora, los interregnos políticos y las diversidades geográficas.  Entramos en el mundo especulativo absoluto, sin haber resuelto dilemas cardinales de la existencia y de los proceso de  fe.

La insuficiencia acumulativa del conocimiento como ilustración  y salto de la conciencia, ahora da paso a un mundo implícito de desdoblamientos, salto mortales en el circo de la “comedia humana” como llamó  Balzac  a su proyecto  narrativo de la historia de la  literatura.

Todo este berenjenal acusa grados absolutos de pobreza e injusticias y permite subir oronda a la superficie a la  excrecencia humana. Estas reflexiones me obligan a continuar más adelante con el tema  exponiendo las ideas sobre el tema peliagudo que comportan estas reflexiones.

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