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La leche y los lácteos

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Se ha publicado multitud de estudios sobre la relación entre el riesgo de enfermedad cardiovascular y diversos nutrientes, alimentos y patrones de alimentación. A pesar del concepto bien aceptado de que la dieta tiene una influencia significativa en el desarrollo y la prevención de la enfermedad cardiovascular, los alimentos considerados saludables o perjudiciales han variado con el paso de los años.

En general, son escasos los estudios de intervención con un nivel de evidencia alto que respaldan los efectos beneficiosos de los alimentos saludables (como frutas y verduras), mientras que la evidencia que respalda los argumentos en contra de los alimentos considerados menos saludables (como las grasas saturadas) parece haberse debilitado con la evidencia más reciente.

Beber leche, o consumir derivados lácteos, al menos tres porciones al día, puede ser beneficioso para la salud cardiovascular, según un estudio realizado sobre más de 130.000 personas en 21 países, y publicado en « The Lancet ».

Los resultados provienen del estudio prospectivo Urban Rural Epidemiological (PURE), que incluyó datos de 136.384 personas de 35-70 años en 21 países. Los participantes fueron seguidos durante un promedio de 9,1 años. Durante este tiempo, hubo 6.796 muertes y 5.855 eventos cardiovasculares graves.

Los lácteos se asocian con tasas más bajas de enfermedad cardiovascular y mortalidad. Además, el informe ha visto que las personas que consumían tres porciones de lácteos al día tenían tasas más bajas de mortalidad y enfermedades cardiovasculares en comparación con aquellas que consumían menos de 0,5 porciones de lácteos al día. (Una porción estándar de lácteo era equivalente a un vaso de leche de 244 g, una taza de yogur a 244 g, una rebanada de queso a 15 g, o una cucharadita de mantequilla a 5 g).

Los resultados mostraron que aquellos que consumían más leche tenían tasas más bajas de mortalidad total, no cardiovascular y cardiovascular, enfermedad cardiovascular mayor e ictus que el resto de los grupos.

Los autores creen que es necesaria más investigación que muestre por que los lácteos podrían estar asociados con niveles más bajos de enfermedades cardiovasculares y recuerdan que la recomendación de consumir lácteos bajos en grasa se basa en los supuestos daños de las grasas saturadas en un único marcador de riesgo cardiovascular (colesterol LDL). Sin embargo, la evidencia sugiere que algunas grasas saturadas pueden ser beneficiosas para la salud cardiovascular y los productos lácteos también pueden contener otros compuestos beneficiosos, incluidos aminoácidos específicos, grasas insaturadas, vitamina K1 Y K2, calcio, magnesio, potasio y potencialmente probióticos. Los investigadores consideran que el consumo de productos lácteos no debería desalentarse sino que, incluso, debería fomentarse especialmente en los países de bajos y medianos ingresos, donde su consumo es bajo.

Estos resultados no son una «recomendación», sino solo otra pieza de la evidencia en la literatura científica.

-Extraído de la Revista ABC Salud

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