El pueblo dominicano debe cumplir y recuperar la esencia del mensaje y sacrificio del prócer Juan P. Duarte. Hay que reconocer que los enemigos locales e internacionales del Patricio son los mismos que hoy atentan contra nuestra nacionalidad. A la violencia, inseguridad y la invasión, hay que agregarle el crimen horrendo de la desinformación hacia las nuevas generaciones sobre nuestros valores patrios. Duarte representa la pureza y la identidad nacional. Es hora de que la prioridad en la agenda nacional sea la preservación de su legado, para que nuestra descendencia sienta la necesidad de apegarse a los valores cívicos, en momentos donde su negación a todos los niveles y la figura nacionalista de nuestro fundador, debe ser colocada en un contexto donde la soberanía sea innegociable como nación independiente y responsable de su autodeterminación. Su sentir nacionalista nace con la creación de la sociedad patriótica “La Trinitaria”, estandarte de la bandera nacional y primera organización política de nuestra nación. Ese Duarte nacionalista, patriótico, anti colonialista y anti imperialista, con la coherencia vertical de sus acciones, es el camino que hoy recorremos para defender nuestra identidad nacional.
