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Orfelina Abreu, una historia de superación entre los salones de belleza

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El esfuerzo y deseo de superación, aunamos a la constancia, son elementos clave para alcanzar objetivos, y así lo ha demostrado Orfelina Altagracia Abreu, formada en mercadotecnia y profesional de la belleza quien, actualmente, cuenta con su propio salón de belleza.

Se considera fiel creyente de que, si no arriesgamos a la hora de querer cumplir metas o sueños, no se logra llegar lejos. Como una mujer con una gran fuerza de voluntad, ha sido necesario “lanzarse al agua” muchas veces sin tener idea de lo que puede encontrar allí.

Desde niña mostró cualidades de líder y un marcado interés por los negocios, asuntos que encontraron un gran refuerzo estando al lado de su madre, con quien aprendió lo importante que es trabajar en lo que se ama; ella fue su ejemplo a seguir, le enseñó el valor del trabajo, los principios de la honestidad y responsabilidad.

Siempre tuvo la determinación de hacerse cargo del negocio familiar, el cual lleva por nombre Rafaelina Salón, fundado por su madre en República Dominicana en el año 1975. Hoy continuó su legado poniendo siempre el nombre de su madre en alto, asumiendo el reto de combinar una profesión como la belleza, que requiere de mucho tiempo, entrega y dedicación; con el de madre y esposa obteniendo un resultado que le genera mucho orgullo.

Todo lo antes dicho la llevaron a ser parte del libro: “Empresarias Exitosas. Mujeres Que Inspiran: 21 Historias de Éxito”. Es un compilado literario que surge como resultado de una búsqueda que inició seis años atrás por parte de la Cumbre Mundial de Mujeres, Desafíos de la Mujer en el Siglo XXI y el Futuro (CMM), con el objetivo de inspirar a otros y reflejar aquello que los lectores puedan tener en común con estas historias de éxito.

INICIOS EN EL MUNDO DE LA BELLEZA

“Nací en el mundo de la belleza y soy hija de una de las mujeres más reconocidas en el país como estilista, Rafaelina Peña. De ahí es el talento innato que me caracteriza. Hay una frase que siempre digo: ‘Que me maduraron con carburo’, debido a que tuve ciertas responsabilidades en el salón desde muy pequeña”, explica.

De ahí comenzó a capacitarse como colorista y maquillista. Actualmente, suma más de 20 años en el área.

Al preguntarle qué es lo que más disfruta, Abreu afirma que es tratar con la gente, pues es una de las cosas que más ama. El plasmar su arte en el rostro o dar un color en el cabello y ver esa mujer empoderada cuando resaltan su belleza es lo que le apasiona.

PERMANENCIA

Dependiendo de a quién se le pregunte, la “fórmula” de la permanecía y relevancia en el tiempo varía. Sin embargo, de lo que esta mujer de larga data en este sector refiere como esencial es: “valorar y respetar tanto el trabajo como las personas que nos visitan”.

De igual manera, puntualiza que identificar cuáles son las motivaciones es vital. En su caso, su impulso vienen del apoyo de quienes confían en su trabajo de tantos años, ya que son quienes reciben sus servicios y representan el motor que le permite seguir día tras día.

A pesar de todo esto, subraya que no todo ha sido “color de rosas”, y que, naturalmente, han atravesado situaciones complicadas, pero que lo importante es saber enfrentar los retos, más aún cuando se es responsable de liderar un equipo de trabajo de 12 a 16 mujeres. Y, como toda mujer activa en una sociedad moderna, además de su rol en el área de belleza, también es esposa de Carlos Ovalles, y madre de Karla y Albert.

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